La empresaria sevillana Pilar Burgos ha fallecido en su ciudad natal a los 85 años, dejando tras de sí un legado imborrable en el mundo del calzado. Burgos fue una figura clave en la modernización del sector en Andalucía, y su marca, nacida en los años 70, se convirtió en un referente de estilo, calidad y creatividad tanto en España como en el extranjero.
Criada en el entorno de la zapatería familiar, Burgos comenzó su andadura profesional muy joven, ayudando a su madre en el negocio Calzados Catedral. Desde entonces, su vocación por el diseño y la producción de calzado fue en aumento. En 1973, con solo dos empleados y un modesto préstamo, fundó su propia firma. En pocos años logró posicionarse en el mercado con productos innovadores, como su célebre cuña de esparto “Gilda”, que revolucionó la moda flamenca.
A lo largo de más de cuatro décadas, Pilar Burgos consolidó su empresa con tiendas propias y franquicias en Sevilla, otras ciudades andaluzas y grandes capitales como Madrid, Barcelona o Lisboa. Su visión la llevó incluso a abrir mercados en América Latina. Siempre apostó por el diseño cuidado, la atención al detalle y el trato personalizado al cliente como claves del éxito.
Burgos también fue reconocida por su contribución al tejido empresarial femenino. En 2014 recibió la Medalla de la Ciudad de Sevilla, y años antes, fue premiada por la Cámara de Comercio como referente entre las mujeres empresarias. En una ocasión, confesó que cuando ella empezó, habría agradecido encontrar más redes de apoyo para emprendedoras.
Aunque se retiró hace una década, cerrando sus tiendas y dejando atrás la actividad empresarial, su nombre permanece grabado en la memoria de muchas generaciones de mujeres que vistieron sus zapatos. Pilar Burgos no solo calzó a una ciudad, sino que caminó delante de ella, abriendo camino con cada paso.
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