Hace años, más de diez, que el edificio del Banco de España parece dormitar en pleno corazón de Granada. Camuflado entre la sobriedad de cada bloque de la Gran Vía, la emblemática construcción casi pasa desapercibida entre el ajetreo del eje que vertebra la ciudad, siempre repleto de gente que lo recorre con prisa y el incesante tráfico por la calzada. Se sumerge en la rutina como si formara parte de su funcionarial cometido, establecida allí la sede de la Fiscalía Superior de Justicia. Pero su fin cambiará, en no más de un año a tenor de la previsión de la Diputación provincial, después de ser comprado por el organismo para convertirse en un gran espacio cultural. Una nueva vida, la que desde hace tiempo persigue, después de otras tantas que ha tenido durante siglos.
El bloque, como tal, fue levantado en 1933, aunque la historia del emplazamiento se remonta al siglo XVII. Fue entonces cuando allí se estableció el convento del Santo Ángel Custodio, que hasta mediados del siglo XIX fue sede de la Hermandad del Cristo de San Agustín, actualmente ubicada en la calle San Antón. Entre 1810 y 1812 fue ocupado por los franceses, que arrasaron con todo lo que había en el interior para convertir el lugar en un almacén y, antes de partir, destrozarlo.
La Diputación de Granada recuperará el edificio del Banco de España
Hubo de sobrevivir como pudo, en un largo proceso de reformas y mermado por la desamortización de Mendizábal, hasta 1932. Entonces, las monjas salieron de la sede, meses antes de que el convento fuera derribado definitivamente. Sobre sus escombros, comenzó a levantarse el edificio diseñado por el arquitecto Secundino Zuazo en 1933, que esbozó la edificación que se conoce actualmente. Fue construido como una suerte de búnker para almacenar dinero, con planta en forma de ‘H’ y una estructura porticada en la tercera planta.
De entidad bancaria a sede judicial
Allí se estableció la sede del Banco de España en Granada, refugio de miles de kilos de plata y oro que quedaron guardados en sus cámaras acorazadas. Como tal, funcionó hasta 2004, fecha en la que empezó su inestabilidad con el cierre de la entidad bancaria. Pasaron los años y surgieron ideas para dotar al espacio de una nueva vida. Hubo quienes pretendieron que fuera la sede de la Fundación García Lorca. Otros, en cambio, prefirieron rentabilizarlo como un hotel. En 2014, la Junta de Andalucía promovió la iniciativa de convertir el edificio en el cuartel del ministerio fiscal, y ese mismo año comenzó su transformación a sede de la Fiscalía Superior de Andalucía y de la Fiscalía Provincial de Granada. Son los títulos bajo los que ha vivido desde entonces, casi convertido en un almacén de documentos y archivos.
Hasta que ahora, en 2025, la Diputación ha iniciado los trámites para adquirir la propiedad y hacer de ella un enclave fundamental en la candidatura granadina a la Capitalidad Europea de la Cultura 2031. Gana, mediante una inversión superior a los nueve millones de euros, un nuevo presente, con perspectivas también a otro futuro.