El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha confirmado este sábado el bombardeo de las tres principales instalaciones nucleares de Irán: Fordo, Natanz e Isfahan. En un mensaje publicado en sus redes sociales, Trump anunció el ataque como un “éxito militar espectacular” y lanzó una amenaza directa a Teherán: “O firma la paz o habrá una tragedia mucho peor. Los futuros ataques serán mucho más grandes”.
El ataque, ejecutado por aviones furtivos B-2 y misiles Tomahawk lanzados desde submarinos, supone una escalada sin precedentes en el conflicto con Irán. Según medios estadounidenses, la base de Fordo fue completamente destruida con seis bombas antibúnker. Natanz e Isfahan también fueron arrasadas por más de 30 misiles lanzados desde el mar.
Flanqueado por su gabinete, Trump compareció desde la Casa Blanca horas después del ataque para dirigirse a la nación. “Hemos eliminado la amenaza nuclear iraní. Irán debe cesar su programa de armas o enfrentará consecuencias aún más graves”, declaró. El mandatario también celebró la operación como un “logro histórico” para EE.UU., Israel y el mundo.
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«Esto es inconstitucional»
La operación ha generado un terremoto político en Washington. Figuras de ambos partidos han condenado duramente el ataque por no contar con autorización del Congreso. “Esto es inconstitucional y peligroso”, denunció el congresista demócrata Jim McGovern. “Trump nos arrastra ilegalmente a otra guerra en Oriente Medio”. Varios republicanos moderados también han criticado la decisión presidencial, abriendo una nueva grieta en su propio partido.
La ofensiva estadounidense llega en un momento de máxima tensión regional. La semana había comenzado con una cumbre del G7 marcada por la creciente crisis en Oriente Próximo, y Trump ya había dejado entrever un inminente giro en su política exterior. Apenas 30 horas antes del ataque, la Casa Blanca aseguraba que el presidente se tomaría dos semanas para decidir su curso de acción.
Trump y Netanyahu
Las relaciones entre Trump y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, parecen haber sido clave en esta decisión. Fuentes de la Casa Blanca han confirmado que Israel fue informado antes del ataque, y que ambos líderes hablaron tras su ejecución. Trump ha adoptado públicamente la retórica de Netanyahu, quien lleva décadas advirtiendo sobre la amenaza nuclear iraní.
El bombardeo marca un nuevo capítulo en la larga historia de enfrentamientos en Oriente Medio, y pone fin —por la vía de los hechos— a las negociaciones diplomáticas que buscaban revivir el acuerdo nuclear de 2015. En aquel pacto, del que Trump se retiró en 2018, Irán aceptaba limitar su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones.
Las consecuencias de este ataque —militares, diplomáticas y económicas— están aún por verse. Pero una cosa es segura: Estados Unidos ha entrado, una vez más, en guerra. Y lo ha hecho por decisión directa de su presidente, sin el respaldo del Congreso ni el consenso internacional.
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