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El Kanka: «En las canciones lanzo mis morcillicas, pequeñas declaraciones de intenciones sobre lo humano»

El Kanka volverá a su Málaga el próximo 18 de julio en el 101 Music Festival Costa del Sol. Regresa a su tierra en un momento musical rico en el que no pierde su esencia mientras se sube a escenarios cada vez más grandes. Aunque es consciente de que en la sencillez está buena parte del secreto y, sobre todo, en no perder la humanidad. En tirantes, a la hora de la siesta y con su habitual buen humor atiende por videollamada a 101TV desde Madrid, donde aborda su relación con la ciudad de su infancia y su juventud o su interacción con este raro mundo del presente que nos estamos dando como sociedad.

Estamos en otro momento político tenso, si es que eso es novedad. En su música no se aprecian muchas referencias explícitas a la política. ¿Es de los que piensa que la política está o debería estar en todas las cosas o abomina esa concepción?

Creo que debería estar en todas las cosas. Yo estudié filosofía y creo en esa concepción de la política que se creó en Grecia hace un montón de años para poder organizar las cosas de los ciudadanos y que todos los ciudadanos pudieran entre todos a su vez organizarse, pensar cómo se distribuyen los recursos económicos o en qué ponemos más hincapié. Para mí así es como debería de ser. Debería ser una preocupación personal de cada uno. Lo que pasa es que creo que la inercia de los últimos años, de las últimas décadas, ha hecho que nos desencantemos muchísimo más que de la política, diría de la clase política. Me da esa sensación. Y lo digo por mí mismo que intento hacer un esfuerzo para estar informado ahora que me he quitado las redes sociales. Pero que tú hagas un esfuerzo para zambullirte en la cantidad de noticias que hay y muchas de ellas son o muy tendenciosas o directamente falsas. Cuando no nos llegan directamente noticias que tienen tantísimas veces que ver con la ineptitud cuando no directamente con la corrupción directamente de la clase dirigente. Y es muy muy desalentador. Yo he ido a votar muy dudoso, me imagino que como la grandísima mayoría de la gente. Muchas veces voy muy desencantado, no con la ilusión que yo creo que es como se debería ir a votar. Me parece un problema grave como civilización.

«Me parece un problema grave como civilización el desencanto con la política»

En sus canciones esas referencias están más escondidas.

En cuanto a las canciones, yo creo que lanzo lo que un primo mío le llama «tus morcillas», son mis morcillicas.

Como pequeños anzuelos…

Pequeños anzuelos, sí, o pequeñas declaraciones de intenciones que creo que siempre tienen más que ver con lo humano. Yo me considero bastante prudente y también a nivel estético. No me gusta caer una cosa excesivamente panfletaria. Cuando voy escribiendo hago lo que me sale.

Antes de Filosofía, pasaste brevemente por la carrera de Económicas. ¿No debería ser ese a veces el tema central de todo, dónde está el dinero y qué se hace con él?

Absolutamente, sí. De hecho, para mí uno de los grandes problemas también que pasa en política a nivel superficial es que se habla de un montón de cosas y se echan las culpas los unos a los otros. Y aquí hay una cosa que es lo más importante que es lo que se hace con el dinero de todos y cómo lo gestionamos. Hay dos cuestiones, el Estado y el mercado, y como que mezclamos todo eso. Hacemos que todo sea el mercado o que todo sea el Estado. Y lo importante es en qué gastamos el dinero, en que haya sanidad pública. Al final es de eso de lo que habría que hablar. Y siento que muchas veces se habla muchísimo de tonterías y no nos dicen lo que van a hacer con el dinero, que creo que es la clave. Ahora mismo, quienes estudian Económicas, el perfil es más proclive a gente que de repente su padre era empresario y el hijo pues quizás quería montar algo, emprendedores y así.  Pero hubo una época antes, en la época de mi padre, la gente que estudia la Economía era la que quería cambiar el sistema. Y entonces tenía que entender cómo funcionaba todo. La economía desde lo social.

«Al final de lo que habría que hablar es de lo que se hace con el dinero»

Comentaba antes que se ha quitado las redes sociales. No es la primera persona famosa que cuenta algo parecido porque al final el capital humano lo hemos consagrado ahí: tantos seguidores tiene uno, tanto vale… ¿Echa en falta un mundo en el que se haga más caso a los sabios y las sabias que lo que digan las redes?

A ver, yo creo que también hay mucha gente interesante en redes publicando cosas súper interesantes. Me viene a la cabeza en estos casos Ernesto Castro, un filósofo que es un chaval joven y me mola mucho lo que hace. O este argentino… Darío tiene un apellido impronunciable alemán (Darío Sztajnszrajber) que habla mucho del amor desde el punto de vista filosófico y es gente muy popular en redes. Hay muchas cosas buenas, no son el demonio de por sí, lo que pasa es que…

¿Son cronófagas, quitan mucho tiempo, no?

Un poquito sí. A ver, esto es sencillo, eso está pensado. El valor de una red social se mide en el tiempo que tú pasas en ella. Eso es así, igual que el valor de una tienda de colchones, se traduce en cuantos colchones vendes. Pues las redes sociales es el tiempo que tú pasas en ellas. Es el poder que tienen, lo que ellos quieren conseguir. Entonces está muy bien diseñado por gente que no son el demonio, pero son personas que están trabajando de forma muy inteligente para que para que te salga lo que tú quieres ver, para que veas lo bueno, el famoso algoritmo. Está pensado para que tú estés ahí un montón de tiempo y y no precisamente haciéndote más feliz. Me leí un libro tuyo que me que me abrió mucho la mente. Se llama ‘El valor de la atención: Por qué nos la robaron y cómo recuperarla’ (Johann Hari). Y fíjate el ejemplo que ponía es el siguiente. Si las redes quieren que tú pases más tiempo en, por ejemplo, Instagram, lo que tendrían que hacer es proporcionarte muchísima felicidad, cosas que te hagan muy feliz para que tú estés mucho tiempo intentando ser feliz. Pero no es exactamente así. Está demostrado que si te enervan un poquito o te ofende un poco el mundo digital te enganchas a ese morbo.

«Está demostrado que en el mundo virtual si te enervan o te ofenden te enganchas más a ese morbo»

Es decir, dopamina. Pura adicción.

Absolutamente. Yo quise probar al final a quitármelas las redes personales, no las oficiales. Yo tengo ya hace mucho tiempoun equipo que me ayuda con las redes. Y quise probarlo. Lo que he cambiado realmente ha sido no mirar la interacción tío, que es muy goloso para un artista, ¿sabes? Yo saco una canción nueva y de una forma natural quiero ver si a la gente le está gustando, me parece lo normal saberlo. Entonces, cualquiera que tenga más o menos ego quiere saber qué está pasando con su obra, ¿no? Y a mí, también me pasa. Por supuesto. Tampoco te digo que no mire absolutamente nada. No estoy completamente fuera. Pero sí que me las he quitado del móvil y así no me entero de lo que la gente me insulta o me dice que me quiere gente que conozco. Es un poco raro. Yo tengo muchísima interacción a día de hoy y me parecía guay probar a ver qué pasaba. Pues lo que pasa es que sigues adelante.

Hablábamos del tiempo que gastamos o usamos en determinados cometidos. En la música se suele aludir al talento innato, pero al final genios como Paco de Lucía o Jymmy Hendrix se pasaban horas y horas aprendiendo por más que parece que estuvieran predestinados. ¿Para tocar y cantar bien hay que echarle muchas horas al instrumento?

Pues sí, creo que algo de eso hay sin que eso lo sea todo. Es decir, yo no soy un guitarrista súper virtuoso, tengo mis mis estudios de guitarra y hago lo que puedo, todo bien. Pero no se trata solamente de eso, creo. Se trata de intentar hacer canciones redonditas, canciones bonitas con sus mensajes y tal. En fin, lo que creo es que la sencillez es parte de todo esto, pero a la sencillez he llegado a base de echarle muchísimas horas, de hacer muchísimas canciones, hacer canciones mucho más barrocas que las que hago ahora. En el arte muchas veces es todo muy subjetivo y no basta con la técnica, no lo es todo, aunque a la vez creo que sin unas pocas de horas detrás intentando buscar tu forma de expresarte no es posible. O en mi caso, pues mi forma de de hacer las canciones, de plasmar la personalidad de las canciones, de buscar lo que quiero decir, las palabras que quiero emplear y todo eso. Yo tendré unas 70 canciones publicadas o algo así, pero si yo no hubiera hecho otras 300 antes, incluso las que se me van quedando en el camino que no entran en los discos, no hubiera llegado. Si yo no me ejercitará con todo eso, si yo no escuchar la música que escucho, ni leyera los libros que leo, ni tocara la guitarra… Todo eso son horas que yo empleo un poco mi vida. Así que creo que un tío que hace simplemente canciones bonitas seguramente se ha tirado un montón de tiempo haciendo canciones feas hasta llegar ahí.

«Al final esto se trata de la sencillez, de hacer canciones bonitas, redonditas, con su mensaje y tal»

Este año sorprendió con un disco minimalista, guitarra y voz. ¿Le gusta estar solo ante el peligro?

En realidad, esto me surge porque conciertos solo he hecho prácticamente todos los años de mi vida. De hecho, el año pasado, antes de que saliera este disco, hice 30 o 40 bolos yo solo, con la guitarra y voz. En Latinoamérica hago muchos conciertos solo. Pero fue precisamente a posteriori del año pasado. Al final, los temas los hago yo solo en mi casa con mi guitarra y cuando los llevo al estudio el tema no está a medias, ya está completo. Tiene toda la estructura del estribillo, sus arreglos, tiene una introducción. A lo mejor ya llego con el tema compuesto completamente. Con la guitarra me manejo muy guay, estoy muy cómodo y y luego en el estudio lo que hacemos es que le añadimos más instrumentos, ponemos la canción muy bonita con los arreglos de todos los música. Pero, hay una cosa muy guay que es la pureza de la canción, tal y como yo la compongo, para mí tiene que funcionar así.

«Para mí la canción tiene que funcionar como la compongo, con guitarra y voz»

Eso es lo que yo opino de las canciones. Entonces me apetecía un poco tener 12 cancioncitas bien grabada, que es algo que no tenía. En redes sociales sí que podías encontrar mis canciones acústicas, en YouTube o algún oro vídeo. Pero esto era diferente, meternos en el estudio y hacer solo guitarra y voz dándole cariñito a la toma y un tratamiento de sonido chulo. Y que también la gente me pudiera escuchar en Spotify o en cualquier plataforma solamente con guitarra y voz también. Creo que la gente lo agradece. A mí también me pasa eso, por ejemplo, con Silvio Rodríguez, que a mí me ha gustado mucho toda la vida y tiene un montón de discos solamente con guitarra, preciosos, que casi me gustan más esos que los otros. Quería tener esa oportunidad de escuchar estas canciones así y de paso me he dado una vueltecita por Málaga (el disco se grabó en el MIMMA, Museo Interactivo de la Música de Málaga).

En sus entrevistas, siempre he observado cierta humildad y un creérselo de forma muy moderada. ¿Es necesario el síndrome del impostor?

Como decía Aristóteles hay que buscar el equilibro, como en tantas cosas en la vida. En el equilibrio está la virtud. O sea, a mí me gusta lo que hago. No soy un artista atormentado, tengo buena relación con lo que hago. También me conformo un poco con lo que tengo. Creo que si uno tiene un ego desmesurado, entonces no evolucionas porque ya está, ya eres el mejor. Entonces, ¿qué necesidad tiene seguir componiendo, seguir buscando, seguir intentando hacer cada vez una canción mejor que la anterior, no? Creo que si tienes ese ego infinito poco vas a evolucionar. Pero al revés, si no te lo crees absolutamente nada, quizá tampoco evoluciones porque porque te quedarás ahí y ni siquiera lo intentarás. A lo mejor no sacarás nada o tardarás tres años en hacer una sola canción porque nunca estarás conforme. Creo que hay que mantener un equilibrio entre el me lo creo un poco y no. Me gusta pensar que llevo ya un montón de años, y sin embargo todavía puedo ser mejor. Sigamos aprendiendo, Sigamos buscando la mejor canción que pueda hacer. Y ya no solamente las canciones, sino la formación, el escenario, lo que sea… Lo que cada uno busque. Creo que es en ese equilibrio donde uno se tiene que intentar mover.

«Como decía Aristóteles, en el equilibrio está la virtud»

¿Se han roto las barreras entre el ‘mainstream’ y lo alternativo en la música española? ¿Es más solida en ese sentido?

Creo que sí. Para empezar, ha habido un crecimiento muy potente del del mundo independiente en la parte musical, entre otras cosas, por una cosa evidente y es que hoy nuestro proyecto nos lo podemos manejas nosotros mismos. Antes no había los medios antes para comunicarte y para poder grabar un disco. Hoy en día cualquiera se puede grabar un disco en su casa, te compras cuatro cosas y te lo grabas. Será un disco no tan bueno como uno grabado en el mejor estudio de Los Ángeles, pero te lo puedes grabar.

Antes echaba pestes de las redes sociales, pero han sido una herramienta para nosotros para flipar. Ya no hace falta salir por la tele si te manejas bien en las redes, en YouTube, en Instagram o en TikTok o lo que cada uno tenga pues te comunicas. A mí me sigue muchísima peña y creo que la grandísima mayoría que viene a mis conciertos se entera por ahí. Y eso que ya estoy más posicionado y hago todo lo de siempre: carteles, promo… Así, cuando empiezas puedas comunicar por ahí y llegar a la gente. Entonces eso ha democratizado mucho todo.

El otro día murió Brian Wilson, un genio de la música del siglo XX que para componer las canciones de The Beach Boys tenía un cajón de arena grande bajo el piano para sentir el mar. ¿En su caso no ha llegado a esos extremos, no?

No lo sabía. No, tengo rarezas así. Te imaginas que para componer necesito un tío a mi lado haciendo espetos en una barca (Risas).

Excentricidades las justas, ¿no?

Manías es verdad que tengo unas pocas pero con otras cosas. Para componer no muchas. Me gusta estar solo. A veces hay gente por casa y me cuesta mucho trabajo, como que si me siento observado que es una paranoia mía porque puedo estar metido en un cuarto que no me escucha nadie. Pero me gusta estar solo. Soy bastante prolífico, me gusta mucho componer, es un proceso que disfruto bastante con un cafelito o algo así, no necesito mucho más.

¿Qué música está escuchando últimamente?

Escucho mucha música, la verdad. Bueno, el Robe que es como mi tótem. Extremoduro ha sido como mi banda de cabecera y me sigue gustando mucho lo que lo que hace él solo. Tengo un colega que se llama Fede Comín, que es bastante poco conocido, pero ha sacado un disco realmente precioso, un argentino afincado en España. Hay otro argentino que lo descubrí hace poco y se llama Alan Sutton y Las Criaturitas de la Ansiedad. Eso es lo que últimamente estoy escuchando más, pero siempre estoy escuchando música la verdad.

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