Llega final de junio y con la venida del calor, extremo estos días, casi como una ola de fuego que nos asesta un golpe en la cara al salir a la calle; la salida de la ciudad de los estudiantes que regresan a sus ciudades tras el curso académico; y con la marcha de muchos granadinos fuera de la provincia por vacaciones o a la costa para disfrutar de unas temperaturas más moderadas, lo cierto es que Granada se convierte, como muchos en el interior de España dicen, una ciudad ‘vaciada’.
El calor extremo, el gran problema
Y si, a pesar de que durante todo el año Granada sea una ciudad en la que la gente abunda por sus calles: granadinos de aquí para allá trabajando día tras día; jóvenes acercándose a las universidades y el centro lleno de turistas de diferente procedencia para visitar las maravillas de la ciudad; llega esa época en la que la ciudad de la Alhambra es casi un paraje solitario y abandonado.
La realidad es que, durante las fechas estivales, poco o nada se puede hacer bajo un sol de justicia, más allá de los 40º, hasta las 20 horas de la tarde cuando comienza a «refrescar» algo.
Es por ello que muchos optan por la opción deseada de las piscinas. Esos pequeños oasis que, al menos en Granada capital, llevan escaseando muchos años. Solamente la piscina municipal de la Almanjáyar está disponible para todos, algo que hace imaginar que no todo el mundo tiene cabida, por simple cuestión de espacio.
Ante esto, surge la opción del mar. Mirar a la costa, donde actividades como el kayak, barranquismo o buceo, se antojan esenciales para disfrutar el verano. Eso sí, sin olvidar las eternas y largas esperas que a veces el tráfico provoca, por aglomeración de personas que se dirigen a las playas en esta época.
Opciones para disfrutar
Para quienes son más de interior, y aun así no soportan el calor, hay soluciones. En Granada contamos con lugares con encanto, con vistas panorámicas increíbles y sobre todo, gratis. Hablamos de los diferentes miradores que nos encontramos en el Albaicín, y frente a ellos, el mejor de todos, la Alhambra. Eso sí, recomendable acudir a ellos por la tarde-noche, cuando más se pueden disfrutar durante estas fechas.
Porque sí, aunque Granada se «vacíe» literalmente en verano, no dejará de ser una ciudad con magia en cualquier rincón.
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