Un equipo conformado por investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía, la Universidad de Granada y voluntarios de la asociación Acción en Red han evaluado la calidad del aire de la ciudad de Granada, mediante sensores fijos y móviles.
En paralelo, han muestreado la arboleda urbana para valorar su estado de conservación y su adecuación a los desafíos que plantean el cambio climático y la polución atmosférica, en el marco del proyecto de ciencia ciudadana ‘Ciudades sostenibles – ciudades respirables’.
Primeros pasos
«La idea surge de la necesidad de hacer una evaluación de la calidad del aire en la ciudad de Granada, que es una de las más contaminadas de España, tanto por la orografía que tiene como por el régimen de tráfico y los desplazamientos que se producen dentro de la ciudad», afirma Juan Carlos Gómez, científico titular del CSIC, a 101TV Granada.
Tal y como indica Gómez, el número de estaciones de medida de la calidad del aire en la ciudad no eran suficientes. Ese fue el momento en que decidieron poner en marcha un proyecto de ciencia ciudadana en el cual, con esta metodología, les permitía llegar a toda la ciudad.
Datos del proyecto mediante dispositivos móviles
«Nosotros hemos hecho uso de un tipo de sensores muy específicos, que miden la dispersión de luz láser producida por las partículas en suspensión en la atmósfera. La técnica es extremadamente sensible a la contaminación y lo único que hemos hecho es adaptarla, utilizando una aplicación que ha diseñado María Bermúdez, profesora de la Universidad de Granada, para que podamos llevarlo descargando los datos que se van midiendo en el teléfono conforme nos vamos desplazando por la ciudad», asegura Juan Carlos Gómez.
Los primeros datos identificados muestran los momentos del día en los que se producen los picos de emisiones en la ciudad, relacionados principalmente con tráfico de vehículos intenso, entre otros parámetros.
Juan Carlos Gómez cuenta cómo utilizan esta herramienta en el proceso: «Son sensores que, con un pequeño ventilador, introducen una corriente de aire dentro de una cavidad. En la cavidad hay un detector y un láser. El láser ilumina las partículas que hay pasando por la cavidad y recoge el sensor la radiación dispersada a 90 grados y, a través de una serie de cálculos de fórmula física, somos capaces de determinar la cantidad de partículas que hay de PM10 y PM 2.5».
Una vez validados, los sensores comenzaron a utilizarse en recorridos mensuales por diferentes barrios con zonas muy transitadas, como por ejemplo, la avenida principal de La Chana, zona de Arabial junto al parque Federico García Lorca o también el Zaidín.
Durante estas salidas, los voluntarios han usado dichos dispositivos para recoger datos de partículas contaminantes, temperatura, humedad y presión. En total, se han recopilado 3.244 registros georreferenciados hasta el pasado mes de mayo de 2025, todos ellos tras pasar un riguroso control de calidad.
Datos finales de la investigación
Ahora mismo, cuentan con tres estaciones fijas. Estas tres localizaciones están indicando que Granada, en cuanto a niveles de contaminación de material particulado, se encuentra justo en el límite, en algunos casos por encima o justo por debajo, de los umbrales establecidos en la actualidad por la legislación europea.
¿Una ayuda para la ZBE?
«También es un punto de referencia para esa entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones, que se está hablando, en la ciudad, que también hará que esos niveles en cierto modo bajen. Lo que ocurre es que la zona de bajas emisiones quizá carece de la ambición que tendría que haber tenido para realmente ser una solución al problema», indica Gómez.
Unos sensores que llevan funcionando desde hace más de un año y van a seguir así, lo cual ofrecerá datos para, una vez entrada en vigor la Zona de Bajas Emisiones, ver si realmente se produce algún tipo de modificación en la calidad del aire.
Muestreo de la arboleda urbana
Durante el trabajo de campo, además de portar los sensores, el equipo de investigación realizó también un muestreo de la infraestructura verde de la ciudad en el que se han analizado 5.025 árboles.
Los voluntarios registraron datos clave sobre los ejemplares presentes en las aceras de las calles muestreadas: especie, edad, porte, distancia a la fachada, distancia entre ellos y estado de salud de cada árbol, incluyendo posibles podas o presencia de plagas.
El proyecto continuará y se podrán consultar las actualizaciones en la Oficina de Ciencia Ciudadana de Andalucía.
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