Hoy se cumplen 33 años de la muerte de Camarón de la Isla. Aquel 2 de julio de 1992, el flamenco perdió una de sus voces más profundas y revolucionarias. Tenía solo 41 años. Su fallecimiento, en el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona, provocó una conmoción que aún resuena. Miles de personas lo despidieron en San Fernando, Cádiz, su tierra natal.
Muchos siguen repitiendo lo que entonces se gritó entre lágrimas: «Camarón no ha muerto». José Monge Cruz nació el 5 de diciembre de 1950 en San Fernando, Cádiz, en el seno de una familia gitana y humilde. Fue el séptimo de ocho hermanos. Su madre, Juana Cruz, era cantaora aficionada. Su padre, herrero. De él heredó el apodo Camarón, por su pelo rubio y piel clara.
En 1979 revolucionó el flamenco con ‘La leyenda del tiempo’, rompiendo todos los moldes tradicionales
Desde muy joven, mostró un talento único. Su voz no era solo música: era vida, era dolor, era esperanza. A los 8 años ya cantaba en tabernas y autobuses para ayudar a la economía familiar. Pronto llamó la atención en concursos y festivales. En 1968 ganó el Primer Premio del Festival del Cante Jondo de Mairena del Alcor. Paco de Lucía lo acompañó durante una etapa brillante. Juntos grabaron discos que hoy son patrimonio del flamenco.
Pero Camarón fue más allá. En 1979, con La leyenda del tiempo, rompió los moldes. Todos. A muchos les costó entenderlo. Él siguió adelante, sabía que la tradición no está reñida con la evolución. Tanto fue así que Camarón fue luz y sombra. Libertad y raíz. Cantó al amor, a la injusticia, a la identidad. Era gitano, andaluz, flamenco… y algo más difícil de definir: era símbolo.
Primer cantaor millonario
Fue el primer cantaor en firmar un contrato discográfico millonario en España y su voz fue declarada Bien de Interés Cultural en Andalucía. Su influencia se extiende hasta hoy. Jóvenes artistas lo citan como referencia. Su voz sigue sonando en casas, coches, teatros y plataformas digitales.
Nunca se ha cerrado la herida por la pérdida de Camarón, el flamenco sigue preguntándose qué hubiera pasado si no se hubiera ido… Aquí seguimos, rindiendo homenaje a Camarón que no fue solo un cantaor. Fue —y sigue siendo— un eco profundo que atraviesa generaciones. Una voz que no entiende de calendarios. Una llama que nunca se apaga, aun habiendo pasado ya 33 años. Camarón, eterno.
Legado eterno
Hoy se cumplen 33 años de la muerte de Camarón de la Isla. Aquel 2 de julio de 1992, el flamenco perdió una de sus voces más profundas y revolucionarias. Tenía solo 41 años. Su fallecimiento, en el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona, provocó una conmoción que aún resuena. Miles de personas lo despidieron en San Fernando, Cádiz, su tierra natal.
Muchos siguen repitiendo lo que entonces se gritó entre lágrimas: «Camarón no ha muerto». José Monge Cruz nació el 5 de diciembre de 1950 en San Fernando, Cádiz, en el seno de una familia gitana y humilde. Fue el séptimo de ocho hermanos. Su madre, Juana Cruz, era cantaora aficionada. Su padre, herrero. De él heredó el apodo Camarón, por su pelo rubio y piel clara.