Treinta años se cumplen de uno de los grandes horrores que ha vivido Occidente en las últimas décadas, la masacre de Srebrenica. Fue el 11 de julio de 1995 cuando la vergüenza empezó a sacudir a Europa y al mundo entero por el comienzo de la matanza sistemática de 8.000 bosniacos a manos de las tropas serbias con la complicidad de los cascos azules holandeses que asistieron impávidos ante este uno de los episodios más tristes de la Historia Contemporánea. No obstante, en Bosnia y Herzegovina en pleno 2025 toca seguir alertando contra la relativización de este genocidio por el que hay más de 1.000 desaparecidos cuyos familiares (mujeres, hermanos, padres, hijos) no podrán encontrar en muchos casos.
Fue una limpieza étnica, un genocidio, el asesinato masivo de 8.000 personas de etnia bosnia, niños y hombres mayores, en la que está considerada como la mayor masacre perpetrada contra civiles desde la Segunda Guerra Mundial. Las tropas serbobosnias de la autodenominada República Sprska encabezadas por el Ratko Mladić dejaban una herida en el mes de julio de 1995 que tres décadas después sigue sin cerrarse.
En el 30 aniversario de este infausto recuerdo, familiares y víctimas reviven el trauma de una tragedia que por desgracia se vuelve a repetir. Poco después de la tragedia de Srebrenica llegaban los acuerdos de Dayton que ponían fin a la guerra de Bosnia y a muchos años de tensión en los Balcanes. No obstante el dolor, el clima y hasta el negacionismo emergen hoy todavía tras un fracaso de la sociedad contemporánea sin que se hayan sacado muchas lecturas.
Bosnia alerta contra la «relativización» del genocidio
El presidente bosniaco de Bosnia y Herzegovina, Denis Becirovic, ha advertido este viernes contra la «relativización» del genocidio del pueblo bosnio y ha asegurado que las políticas que derivaron en aquellos crímenes no han desaparecido todavía. «Sólo un Estado fuerte puede detenerlo», ha señalado con motivo del 30 aniversario de la masacre de Srebrenica.
«Las políticas que llevaron al genocidio siguen siendo una amenaza. No hemos eliminado el peligro de un nuevo genocidio. Solo un Estado fuerte puede detener estos crímenes», ha dicho Becirovic, miembro bosniaco de la terna presidencial que comparte la Jefatura de Estado en Bosnia y Herzegovina.
Becirovic ha denunciado también que desde Serbia se ha venido «relativizando» lo que ocurrió hace ahora 30 años en esta localidad situada en República Srpska, la entidad serbia del país, donde se produjo la masacre de 8.000 personas.
«Presenciamos una propaganda monstruosa contra Bosnia y Herzegovina, un socio fiable en la coalición global. El genocidio contra los bosnios no fue una coincidencia histórica, fue financiado y brutalmente perpetrado», ha recordado durante su discurso en Centro Conmemorativo de Potocari.
El presidente bosnio ha apuntado hacia Belgrado como centro desde el que se perpetró la masacre y ha afeado que 30 años después «hay quienes no quieren oír hablar del papel de los líderes serbios» en lo ocurrido, al mismo tiempo que se ha reactivado la «demonización» de los bosnios ante Occidente.