La capital de la Costa del Sol ha cerrado definitivamente su aspiración de albergar partidos del Mundial de fútbol 2030. Francisco de la Torre comunicó la retirada oficial de Málaga como sede del torneo que organizarán España, Portugal y Marruecos. El regidor malagueño tomó esta decisión después de reunirse con la directiva del Málaga CF y dirigentes de las peñas de aficionados.
«Creemos que lo más responsable, lo prudente, lo sensato hoy es renunciar a la candidatura», anunció el alcalde durante una comparecencia en la que estuvo acompañado por responsables de la Diputación de Málaga (Cristóbal Ortega) y la Junta de Andalucía (Carlos García), pero que no intervinieron en la rueda de prensa. De la Torre dio todas las explicaciones, enfatizando en que «no pasa nada» en un intento de ser convincente. Todo un reto de comunicación política.
La renovación del estadio de La Rosaleda se ha convertido en el escollo definitivo. Las exigencias de la FIFA obligan a ampliar el aforo hasta 45.000 espectadores, una obra valorada en 300 millones de euros para la que no se ha encontrado financiación privada. Además, la polémica surgida por el reducido aforo del estadio provisional de atletismo (12.500 localidades) desató el malestar de los seguidores blanquiazules y encendió todas las alarmas en el club, que alertó sobre las pérdidas económicas que acarrearía esta situación.
Málaga renuncia al Mundial 2030: una decepción histórica que se veía venir
Con la retirada malagueña, Valencia se perfila como la alternativa natural para completar las sedes españolas del Mundial 2030. La ciudad del Turia cuenta con la ventaja de tener ya en marcha la construcción de su nuevo estadio. «Si el Mundial supone un riesgo para el club y supone un problema para la afición, no merece la pena continuar», argumentó De la Torre, quien defendió que se trata de una decisión «inteligente y responsable».
El regidor se comprometió a impulsar la construcción de un nuevo estadio para el futuro, aunque reconoció que sería ideal contar con un inversor privado que se haga cargo del Málaga CF. Esta renuncia supone un nuevo revés para Málaga en su intento de acoger grandes eventos deportivos y convierte a la ciudad en la primera española que abandona oficialmente el proyecto mundialista.