El mes de julio comenzaba con una estampa poco habitual en Málaga. Y es que, por primera vez desde la pandemia, se redujo tanto el número de visitantes como sus noches de estancia en la Costa del Sol en las primeras semanas de la temporada alta. Y aunque el mes cerró con una ocupación hotelera del 87,82% en la provincia – 1,16 puntos más con respecto a 2024 -, los expertos del sector señalan que la tendencia sigue a la baja para agosto.
Lo cierto es que el descenso de visitantes no solo se percibe en hoteles y en las playas, también se ha dejado notar en un segmento que ha revolucionado el modelo turístico andaluz en la última década: las viviendas de uso turístico, donde la ocupación ha caído un 2,2% en el primer semestre de 2025.
Para el presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA Pro, Juan Cubo, este descenso no se debe sólo a factores como el precio, el estancamiento de la oferta o la competencia internacional. Lo que hay detrás, afirma con rotundidad, es una «campaña política bien orquestada» que ha «demonizado» la figura del turista y la del alojamiento turístico. “Se ha generado una percepción negativa que está calando dentro y fuera del país, y el turismo es muy sensible”, asegura.

En su opinión, el discurso sobre la “saturación turística” ha sido «aprovechado» por un segmento de la clase política para desviar la atención de problemas estructurales como el acceso a la vivienda. “Se ha hecho creer a la ciudadanía que el exceso de turistas es el culpable de que no haya pisos asequibles, cuando el problema real es la falta de oferta y la hiperregulación urbanística”, defiende.
«Se ha hecho creer a la ciudadanía que el exceso de turistas es el culpable de que no haya pisos asequibles»
En los últimos años, las viviendas de uso turístico han proliferado por toda la provincia, impulsadas por la posibilidad de rentabilizar segundas residencias que hasta ahora permanecían cerradas buena parte del año. La actividad, hoy en día, está regularizada, fiscalizada y sujeta a inspecciones. Sin embargo, la presión ha llevado a nuevas restricciones desde las Administraciones.
Una de las medidas más relevantes llegó el pasado 3 de abril, cuando se estableció a nivel nacional un requerimiento: la aprobación de la comunidad de propietarios —por mayoría de tres quintos— para destinar un inmueble al alquiler turístico.
La moratoria global de viviendas turísticas en Málaga sigue en trámites burocráticos
«Nos han expropiado derechos»
En Andalucía, la regulación se ha reforzado aún más: la Junta ha cancelado más de 9.200 viviendas turísticas irregulares en año y medio, habilitando a los ayuntamientos a suspender licencias por hasta 3 años mientras se revisan sus planes urbanísticos, e imponer sanciones por inscribir viviendas en zonas ya limitadas de hasta 600.000 €
Esto, advierte el representante del sector, está empezando a provocar una caída en el valor de la vivienda en zonas como Marbella. “Nos han expropiado derechos sobre nuestras propiedades”, denuncia. Y lanza una advertencia: esas limitaciones no solo afectan a los pequeños propietarios, sino también a promotores y compradores extranjeros, lo que puede dañar gravemente el tejido económico local.
La vivienda vacía y la falta de promoción pública
Uno de los puntos centrales del debate en torno a las VUT (Viviendas de Uso Turístico) es su posible vinculación con el encarecimiento del mercado residencial. Juan Cubo lo niega: «Sólo el 1,7 % del parque total de viviendas en España se destina al alquiler turístico, mientras que el 15 % permanece vacío. No se puede sostener que ese 1,7 % sea el culpable del problema de acceso a la vivienda”, señala.
Además, recuerda que «el 95 % de las viviendas turísticas en Málaga pertenecen a propietarios individuales y, en un 70%, se trata de segundas residencias». Para el presidente de la asociación, el problema está en la «hiperregulación urbanística», que frena la construcción y dificulta la obtención de licencias.
“Los promotores quieren construir, pero las administraciones se lo ponen imposible”, opina. A eso se suma el desplome de la construcción de vivienda protegida, que ha pasado de más de 50.000 unidades anuales hasta 2017 a menos de 7.000 en la actualidad, según apunta Cubo: «En España, solo el 2,5 % del parque total es vivienda protegida, frente al 20 % de países como Francia o Reino Unido. Ese es el verdadero problema”.
Turismofobia
Cubo también señala que la percepción negativa del turista ha tenido un reflejo directo en los mercados emisores, especialmente el británico, principal fuente de visitantes para la Costa del Sol. Las imágenes de manifestaciones contra el turismo, sumadas a las noticias sobre saturación o agresiones a turistas, como la escena de las pistolas de agua en Barcelona, han generado «un daño reputacional profundo»: “Al turista no le importa si fue en Barcelona o en Málaga. Lo que ve es que en España no lo quieren”.
“El 75% de nuestras viviendas están en municipios de menos de 50.000 habitantes»
Pese a todo, desde el sector se muestra una visión constructiva y destacan la descentralización del turismo que ofrece su modelo vacacional: “El 75% de nuestras viviendas están en municipios de menos de 50.000 habitantes, donde no hay hoteles. Con nuestra actividad llevamos turistas a zonas donde antes era impensable. Y eso genera empleo, fija población y crea oportunidades”, expresa Cubo.
Y concluye con un mensaje claro: “Al turismo, buena cara. Hemos disfrutado de años de récord, pero ahora, en un momento de ligera estabilización, hay que trabajar más que nunca para cuidar la imagen de nuestro destino. Porque el turismo no lo aguanta todo, y de él depende gran parte del bienestar de nuestra sociedad”.
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