El Ayuntamiento de Granada, a través del área de Urbanismo, ha puesto en marcha el proyecto de creación y puesta en valor del nuevo Mirador de la Vega, un enclave natural en el Camino de los Neveros que ofrece unas vistas únicas de la ciudad y su Vega.
Este punto, ya frecuentado de forma espontánea por decenas de personas que acuden cada fin semana, en especial, a contemplar la puesta de sol, se transformará en un espacio acondicionado y reconocido oficialmente como uno de los grandes balcones naturales de Granada.
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Avance hacia entornos más naturales
El proyecto municipal busca integrar paisaje y ciudad desde el Camino Real de los Neveros, reforzando la identidad natural de la capital
El concejal de Urbanismo, Enrique Catalina, ha subrayado que este proyecto es un ejemplo de cómo Granada avanza hacia un modelo de ciudad que sabe cuidar su entorno natural, proteger su paisaje y mirar al futuro con responsabilidad.
“El Mirador de la Vega embellece un lugar ya privilegiado y fortalece nuestro compromiso con una Granada sostenible, que preserva su identidad y, al mismo tiempo, ofrece nuevos espacios para el disfrute de todos”, señala Catalina.
El nuevo espacio contará con siete árboles de gran tamaño, pensados para reforzar el valor ambiental del enclave y ofrecer sombra y frescor en épocas de calor. También se habilitarán zonas de paseo y mobiliario urbano para facilitar la experiencia de contemplar el paisaje con comodidad.
“Este mirador es una invitación a detenerse, a contemplar la ciudad y la Vega desde una de sus mejores perspectivas. Nos acerca a entender que nuestro paisaje forma parte de lo que nos define como granadinos”, ha añadido el concejal.
Un espacio entre naturaleza y ciudad
El Camino Real de los Neveros se encuentra en el límite sur del término municipal, entre el barrio del Zaidín y las faldas del Llano de la Perdiz, una zona de transición entre el casco urbano y el cinturón verde de la ciudad.
Con una altitud media de más de 700 metros sobre el nivel del mar, desde este enclave se obtiene una panorámica abierta de la Vega granadina, el Albaicín y la Alhambra, lo que lo convierte en un punto estratégico para revalorizar el paisaje.
Con esta intervención, Granada amplía su red de espacios panorámicos más allá de los tradicionales miradores del Albaicín, como San Nicolás, San Cristóbal o la Churra, conocidos por sus vistas monumentales. El objetivo del consistorio es diversificar los puntos de observación, creando también miradores en entornos menos turísticos pero igualmente valiosos desde el punto de vista ambiental y social.
En los últimos años, se han impulsado también espacios como el Mirador del Barranco del Abogado o el Mirador del Realejo, de carácter más discreto, pero que permiten al ciudadano redescubrir la ciudad desde perspectivas diferentes.
El Mirador de la Vega no solo añade un nuevo punto de observación, sino que apuesta por un enfoque paisajístico y ecológico, orientado a fomentar la conexión emocional con el territorio y la identidad de Granada.
Un paso más hacia la Granada del futuro
El Ayuntamiento considera esta actuación como parte de una estrategia urbana a largo plazo, centrada en la sostenibilidad, la calidad de vida y el equilibrio entre desarrollo urbano y respeto medioambiental. La creación de este tipo de espacios busca generar zonas de encuentro para la ciudadanía, al tiempo que protege elementos paisajísticos esenciales como la Vega, históricamente vinculada a la cultura agrícola y a la memoria colectiva de Granada.
La ejecución del proyecto comenzará en los próximos meses, con previsión de que las obras estén finalizadas antes del primer semestre de 2026. Se trata de una intervención de bajo impacto, pero con una fuerte carga simbólica y estética, que podría convertirse en un nuevo referente dentro del paisaje urbano granadino.
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