Los Cármenes sigue siendo el circo de los horrores, un lugar donde cada semana acontece un esperpento que ahonda en el hastío granadinista. No hay quien espabile a este Granada, que no levanta cabeza y a cada jornada que pasa tiene peor pinta. Esta vez fue un Mirandés enclenque el que provocó el sonrojo, tan solo unos minutos después de que la afición clamara contra la propiedad. Se adelantó de penalti, con Carlos Fernández como verdugo tras una primera parte soporífera. Pablo Sáenz igualó ya en la recta final, con un hombre menos, y Petit hizo sangre sobre la bocina en un saque de banda. Tres derrotas en tres partidos. Terrorífico.
El inicio ya auguró un desenlace de nuevo ceniciento para los de casa. No por la peligrosidad del Mirandés, un grupo de jabatos sin colmillo que también promete un calvario a sus hinchas esta campaña, sino porque este Granada, aun impetuoso, es incapaz de disimular sus carencias. Es un equipo contra su circunstancia que requiere una terapia agresiva. Más vale que Pacheta compre un diván y asuma el rol de psicólogo, porque el conjunto rojiblanco, como aquel Madrid, es un estado de ánimo, pero en este caso es pura depresión.
Sus pupilos pretendieron abstraerse de la tormenta que de un tiempo a esta parte se forma a su alrededor, escapar de los nubarrones que les persiguen por todos los campos, pero ni siquiera desenvolver a Bouldini apenas aterrizó cambió nada. Se desplegaron anárquicos los de franjas y tan inofensivos como hasta ahora, por más que el recién llegado peleó cada balón sin dueño. Tan solo Arnaiz parecía afilado frente a un rival agazapado, que parecía aferrarse a la magia del exrojiblanco Carlos Fernández, pero al sevillano se le ha escapado ya hasta el conejo del sombrero.
Todo transcurría entre bostezos y, probablemente, más de un vistazo a las historias de Instagram y los estados de WhatsApp en la grada, en busca de algo de entretenimiento. Pau Casadesús y Pere Haro se aventuraban con frecuencia a buscar aliados en el área, pero cada envío terminó extraviado. Logró Pascual soltarse los grilletes y, tras orientarse, conectó un zurdazo desviado para animar a la hinchada, que debió de pensar que había abierto la veda. Nada más lejos de la realidad.
El primer acto se diluía en lo anodino, con un Granada petrificado. Souleymane Faye se empeñó en aprender los gestos de Dembélé, con ejecuciones a años luz que no hicieron más que marrar un avance tras otro, y por detrás todo cortocircuitaba. Los de Fran Justo tampoco iban mejor, pero se dieron cuenta de que, a poco que imitaran un rugido, el conjunto rojiblanco se echaría a temblar. Y, claro, sucedió lo que cabía esperar al borde del descanso. Centró Medrano, nadie supo despejar ni meterla y controló Cardero. Chutó mordido y el efecto óptico hizo parecer que había trazado él solito la vaselina a Luca Zidane, pero la repetición destapó que la pelota había golpeado en la mano de Bauza para hacer un efecto extraño. Los de casa, salvados por el VAR, pero no por mucho tiempo.
La hecatombe, tras el descanso
Porque apenas comenzó el segundo tiempo, el conjunto rojiblanco sufrió la tragedia, preso del siempre maléfico encanto de su ex. Nada más comenzar, el balón penetró como una aguja en el área, donde Carlos Fernández, que lo que no ha perdido es el olfato, se adelantaba para rematar. Pere Haro, que ya iba cargado con cartulina, le agarró hasta derribarlo. Penalti claro y expulsión directa, a juicio de la colegiada. El punta asumió con gusto la responsabilidad de hundir el puñal en el escudo que tanto quiso, respetuoso después en la celebración.
El Granada se vio de nuevo abajo, con un hombre menos y la moral en los talones. Pacheta agitó el árbol, con una remesa de refrescos que puso en el verde a Rodelas, Alemañ y Pablo Sáenz. El de Alhendín, siempre eléctrico, comenzó a dinamitar el costado como carrilero, inyectados en veneno sus servicios. Faye quiso también acelerar, con un golpeo que acabó en saque de banda, en lo que los decibelios iban subiendo.
De uno de los envíos de ‘Chiqui’, la pelota cayó con nieve, irrefrenable el deseo de Pablo Sáenz de conectar la volea. Armó la pierna y, cuando se quiso dar cuenta, Bauza le rebañó el esférico con los tacos. La primera impresión de Marta Huerta le llevó a señalar penalti, pero un nuevo vistazo a la acción promovió la suspensión del castigo.
Los relevos, sin embargo, habían lavado la cara al Granada, que ahora se movía encorajinado, más por latidos que por una estrategia. Todo sucedía por el carril izquierdo, donde Rodelas imprimía velocidad. Prolongó para Faye, que pedaleó y tensó el envío. Alemañ peinó el servicio en el primer poste y, en el palo más alejado, apareció Pablo Sáenz como tiburón que huele la sangre. Tronó el estadio, que, todavía, se ilusiona de vez en cuando.
El nuevo escenario obligó al mirandés a salir de su trinchera y la contienda derivó en un intercambio de golpes vertiginoso. Si Pablo Sáenz iba al suelo, Cardero frenaba raudo el contragolpe; si Varela buscaba una escuadra, a Bouldini le faltaban un par de números para encauzar un servicio de Faye bajo palos. El pulso del duelo se debilitaba y, al final, sucedió lo que ya empieza a ser costumbre en Los Cármenes. Juan Gutiérrez puso un saque de banda directamente en el área y Oscar Naasei quedó estático, como si hubiera mirado a los ojos de Medusa. Saltó Petit como si tuviera muelles en lugar de tacos y giró el cuello para acomodar el balón en la red. El Granada se quedó, de nuevo, desangrándose. Va en barrena.
Ficha técnica:
Granada CF: Luca Zidane; Pau Casadesús, Oscar Naasei, Manu Lama, Pere Haro; Souleymane Faye, Manu Trigueros (Pedro Alemañ, 56’), Sergio Ruiz (Weissman, 90+5’), José Arnaiz (Pablo Sáenz, 56’); Jorge Pascual (Rodelas, 56’) y Mohamed Bouldini (Diego Hormigo, 84’).
CD Mirandés: Nikic (Juanpa, 46’); Juan Gutiérrez, Martín Pascual (Thiago, 67’), Sergio Postigo, Íker Córdoba, Fran Medrano; Ismael Barea, Álex Cardero (El Jebari, 83’), Rafael Bauza (Tamarit, 67’); Carlos Fernández (Petit, 75’) e Íker Varela.
Goles: 0-1: Carlos Fernández, de penalti, min. 48; 1-1: Pablo Sáenz, min. 73; 1-2: Petit, min. 85.
Árbitro: Marta Huerta de Aza, del comité canario. Amonestó a los locales Pere Haro y Bouldini, así como a los visitantes Íker Córdoba y Bauza. Expulsó con cartulina roja directa al local Pere Haro.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la 3ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 13.815 espectadores.
Más noticias de 101TV en las redes sociales: Instagram, Facebook, Tik Tok o X. Puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo informativos@101tv.es