El joven sicario belga de 17 años, detenido por asesinar con un fusil de asalto a un ciudadano holandés en Fuengirola, esta bajo sospecha por la Policía Nacional. Según las fuentes policiales, este caso confirmaría la tendencia de menores desplazados hasta España que previamente han sido reclutados por la Mocro Maffia en el norte de Europa. El objetivo es claro, llevar a cabo encargos del crimen organizado al más alto nivel.
El insólito crimen de Fuengirola ocurrió en diciembre de 2024, cuando un ciudadano holandés de 25 años fue asesinado de madrugada junto a un club cannábico en pleno Puente de la Constitución de 2024. Además del asesinato de la ciudad malagueña, el primero en la Costa de Sol ejecutado por un menor, los especialistas de la Policía Nacional tienen constancia de al menos otros dos intentos de asesinatos, no consumados, en el que también se recurrió a un menor.
La investigación la han llevado a cabo el Grupo II de Crimen Organizado de la Udyco en la Costa del Sol. Esta se ha saldado con seis detenidos en España, Países Bajos y Bélgica por su presunta implicación en el encargo y ejecución del crimen, mientras que un séptimo implicado resultó abatido en Países Bajos al abrir fuego contra un policía de este país y a una mujer ajena a los hechos, lo que para los agentes es otra prueba del peligro de este tipo de crimen.
Arma de origen americano y «limpia»
Uno de los seis detenidos es el autor material del asesinato. El arma de guerra era de origen americano a estrenar y «limpia», lo que quiere decir que no se había usado con anterioridad. El fusil de asalto lo manejó con pericia un joven de 17 años, y que llegó a Málaga en avión dos horas antes de la ejecución a sangre fría.
En España contó con dos cómplices, holandeses mayores de edad, que le acompañaron al club cannábico donde se encontraba la víctima. Esperaron a que salieran los clientes y, ya de madrugada, fue entonces cuando el sicario de 17 años, tras un primer intento de acceder al local con el fusil de asalto, se percató que su objetivo huía por una puerta trasera y fue allí donde disparó al holandés de 25 años varias veces y huyó en bicicleta del escenario del crimen.
Crímenes organizados a cambio de dinero rápido
Este tipo de joven responde al perfil de menor de edad vulnerable, de origen magrebí que suele ser segunda o tercera generación de migrantes. Suelen formar parte del círculo de pandilleros en barrios o suburbios de la periferia de ciudades del norte de Europa.
Buscan dinero rápido y pueden llegar a recibir entre 20.000 y 30.000 euros por un asesinato. Son captados en chats de canales online y redes sociales, como hace de forma habitual la Mocro Maffia, una poderosa organización criminal con múltiples ramificaciones.
Los menores, son captados en estos chats cuando alguien ofrece realizar un «trabajo» en España. El ofrecimiento se realiza sin especificar a qué se refieren y a continuación comienzan a conversar directamente con algún cabecilla de la Mocro Maffia, y en otro chat privado se especifica al menor el encargo en concreto.
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