El primer día de aplicación efectiva del régimen sancionador de la Zona de Bajas Emisiones en Granada ha comenzado sin incidencias ni retenciones en los principales accesos a la ciudad. Según el seguimiento realizado por la Policía Local y el área de Movilidad, la jornada transcurrió con normalidad en cuanto al tráfico, sin que se registraran aumentos en las consultas de información ni alteraciones destacables en la circulación.
El control de los vehículos que acceden al área restringida se está realizando mediante cámaras instaladas en puntos clave, lo que permite una vigilancia en tiempo real del flujo de circulación. Además, se desplegaron brigadas especiales de la Policía Local y un dron para supervisar el tránsito desde primera hora. El refuerzo policial se centró especialmente en las horas punta, que tampoco reportaron incidencias notables.
El régimen sancionador se aplicará de forma progresiva durante este último trimestre del año: en octubre, los vehículos sin etiqueta medioambiental y no matriculados en la capital solo serán multados una vez al mes; en noviembre, una vez por semana; y a partir de diciembre, cada infracción será sancionada de forma regular.
La Zona de Bajas Emisiones de Granada ya está en vigor con multas
Medida bien organizada, pero no exenta de controversia
Aunque el funcionamiento técnico de la ZBE no ha generado problemas logísticos en su primer día de vigencia con multas, la medida no está exenta de polémica. La implantación definitiva de esta zona restringida ha dividido a la población granadina, especialmente en cuanto a su impacto social y económico.
Por un lado, muchos residentes, especialmente los que viven en el cinturón metropolitano o poseen vehículos antiguos sin distintivo ambiental, consideran que la medida supone un obstáculo para su movilidad cotidiana. En algunos casos, se ven obligados a plantearse la compra de un vehículo nuevo, una opción que no es económicamente viable para todas las familias. “No todo el mundo puede cambiar de coche de un día para otro”, comentan algunos ciudadanos afectados.
También se ha señalado que muchos trabajadores que deben entrar a diario a la capital no pueden permitirse alternativas sostenibles o cumplir con las restricciones impuestas, lo que genera un sentimiento de exclusión y malestar entre sectores que ya sufren otras cargas económicas. Para muchos, se trata de una medida “pensada para el centro” que no contempla adecuadamente las realidades del área metropolitana.
Apoyo ciudadano a una ciudad más limpia y saludable
En el lado opuesto, otros granadinos ven esta regulación como un paso necesario hacia una ciudad más habitable. A pesar de las incomodidades iniciales que pueda suponer su implementación, consideran que la ZBE contribuirá de forma significativa a la mejora de la calidad del aire y al bienestar general de la población.
Los defensores de la medida destacan que Granada arrastra altos niveles de contaminación y que era urgente tomar decisiones valientes para reducir el tráfico de vehículos más contaminantes. “Es una medida que a corto plazo puede incomodar, pero a largo plazo vamos a agradecerla todos, sobre todo los que sufrimos problemas respiratorios”.
Transformación de la movilidad en Granada con el inicio de las sanciones de la ZBE
Además, el Ayuntamiento ha previsto múltiples exenciones a la normativa a través de una “lista blanca” de autorizaciones especiales. Entre los beneficiarios se incluyen personas mayores de 67 años, residentes con ingresos bajos, trabajadores que no tienen acceso a alternativas de transporte, personas con movilidad reducida y quienes necesiten acceder por motivos médicos o asistenciales. Estas solicitudes se están tramitando de forma continua desde el área de Movilidad.
Implantación progresiva y comunicación ciudadana
Desde hace un año, Granada ha vivido una fase informativa previa a la aplicación del régimen sancionador, en la que se ha desarrollado una intensa campaña de comunicación. Según el área de Movilidad, los ciudadanos ya están bastante familiarizados con los criterios de funcionamiento de la ZBE y con las alternativas de transporte disponibles, incluyendo hasta 23 nuevas conexiones en el sistema metropolitano.
El Consistorio ha apostado por una implantación progresiva que facilite la adaptación de los ciudadanos, priorizando la sensibilización y el acompañamiento informativo. La distribución de cartas explicativas, la atención personalizada y el refuerzo de los canales de información han sido algunas de las herramientas utilizadas.
A pesar de las limitaciones presupuestarias, el Ayuntamiento asegura que sigue trabajando para atender las solicitudes de autorizaciones y mejorar la cobertura del sistema. A juicio de las autoridades, este proyecto debía haberse implementado hace años, y ahora responde tanto a una obligación europea como a una necesidad local: proteger la salud pública y reducir la contaminación en una ciudad especialmente sensible a los efectos del tráfico rodado.
Lo que está claro es que la movilidad en Granada está cambiando, y con ella, la forma en que los ciudadanos se relacionan con su ciudad. El tiempo dirá si esta transformación logra su objetivo: una Granada más limpia, respirable y saludable para todos.
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