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Manotazo rojiblanco sobre la mesa (5-2)

Manotazo rojiblanco sobre la mesa de Segunda División; manita de golazos que hizo sonreír al Granada por primera vez en Los Cármenes. Parecía empeñado el conjunto rojiblanco en convertir su feudo en la capital europea de la derrota, pero el triunfo en Huesca debió de ser realmente terapéutica. Salieron los nazaríes de la depresión electrizados, voraces frente al bisoño filial de la Real Sociedad, que apenas despertó más que ternura hasta que los de casa le soltaron la correa. En media hora, habían finiquitado la faena, con un doblete de Faye y muescas de Rubén Alcaraz, Álex Sola y Oscar Naasei. Todos de bellísima factura. Carrera recortó distancias antes del descanso y, justo a la vuelta de vestuarios, Mikel Rodríguez disimuló la paliza. Hacía tiempo que el granadinismo no disfrutaba tanto.

No se equivocaba Pacheta en aquella predicción con la que despidió la pretemporada, que con el paso de las jornadas iba camino de convertirse en lapidaria. La fiesta que vaticinó por fin llegó a Los Cármenes, a costa de un filial que necesita un buen rato más de horno, aunque tardó demasiado. Tampoco estuvo exenta, tras la reacción txuri-urdin, de algún tramo de inquietud pese a que el contexto invitaba al control autoritario. Al final, dio igual, porque aun con eso el Zaidín pudo ver al mejor Granada del curso. Esta versión sí puede cambiar el rumbo, aunque, claro, debe dejarse ver también frente a rivales que no sean un flan.

Los rojiblancos salieron con el motor revolucionado, atemorizados los cachorros de Zubieta al primer rugido que salió de debajo del capó nazarí. Pascual provocó el primer repullo, con un tiro que puso en órbita el esférico, suficiente para que los de franjas horizontales olieran el miedo. Se les despertó el instinto animal y no tuvieron piedad de su presa, que acabó despedazada en apenas diez minutos. Descargó Sergio Ruiz para la media vuelta de Álex Sola, que pivotó sobre su marcador con elegancia. Picó el envío con picaresca y, en el segundo poste, saltó Souleymane Faye como un león para la primera dentellada. Frentazo inapelable.

La sangre realista no hizo más que afilar el colmillo nazarí, en lo que los pupilos de Ansotegi empequeñecían. Casi sonaba aún el ‘vamos, campeón’ de la grada, poco frecuente en lo que va de curso, cuando Álex Sola se infiltraba de nuevo con malicia. No lo dijo, pero en su mirada se leyó el solemne juramento de que iba a hacer una travesura. Sirvió con inquina y peinó Balda, en un escorzo por despejar. El balón, sin embargo, fue a parar al corazón del área, donde Faye empleó su espuela como varita. Controló y, como pudo, conectó una volea que desvió a la red el pecho de Peru Rodríguez, de nuevo en la foto. 

Eran dos equipos en las antípodas, los de sexto de primaria jugando frente a cuarto de la ESO en el patio del colegio. En los de casa, todo era brío y corazón; los txuri-urdin, entretanto, intentaban taparse la cabeza con la manta. Se hicieron un lío al tratar de despejar un lance atropellado y Peru Rodríguez, de nuevo, logró pegar un puntapié sin cálculo. Lo cazó Rubén Alcaraz, a un par de metros de la medialuna, y apretó el gatillo, ajustado a la madera, inalcanzable para la estirada de Fraga. La grada de Los Cármenes adelantaba la fiesta del sábado noche en la ciudad. En el césped, la piña saltaba exultante al ritmo de la música del gol.

No había médico capaz de encontrar el pulso del filial txuri-urdin, arrollado una y otra vez por una máquina esta vez bien engrasada. Los de Ansotegi se echaban a temblar cada vez que veían la estampida rojiblanca, que de nuevo robó en un fallo inocente. Alemañ salió disparado, como si le persiguiera la mismísima muerte, y templó el envío con maestría. Apareció Álex Sola, que empalmó en un latido rabioso para hundir a Fraga en la meta.

Cinco goles en media hora

Otro más, cuatro en 20 minutos, el éxtasis, pero el estómago del Granada todavía gruñía. Forzó Sola la falta en otra cabalgada y Sergio Ruiz se encargó de poner el balón en la pomada. A Carbonell se le hizo bola el despeje y Oscar Naasei acomodó agradecido el regalo. Se orientó y enroscó un golpeo precioso a las mallas. El quinto. Ya parecía que les daba hasta cosa. Salvo a Jorge Pascual. que continuó buscando con insistencia su diana, negado frente al arco.

Los de Pacheta se permitieron el lujo de rebajar el voltaje poco antes del descanso, más que protegidos los puntos. Lo aprovechó la Real para hilvanar su primera jugada larga en todo el duelo, fue de un costado al otro. Peinó Dadie y Ochieng, a la espalda de Diallo, sirvió a ras de hierba. Carrera atacó el balón con hambre y la picó bien ante la salida de Luca Zidane, aunque el tanto no fue mucho más que una anécdota.

Sí despertó cierto runrún el segundo realista, al poco de la reanudación. Volvieron los nazaríes aletargados, como acostumbran, y una ronda de cambios pareció espabilar al equipo de Ansotegi. Gorosabel ganó la línea de fondo y detectó la desatención en el centro del área. Allí elevó el esférico, para que saltara con fe Mikel Rodríguez, inútil el gesto de Zidane bajo palos. Un revés peligroso para los de franjas horizontales, al que Pacheta quiso responder con premura, al campo Arnaiz y Triguero de una tacada.

Para el filial txuri-urdin fue una inyección de moral que les hizo creer que todavía era posible rascar algo de su visita a Granada, incluso después de que la rodilla de Orobengoa colapsara. Insistieron hasta merodear con frecuencia las dependencias de Luca, obligados los de casa a replegarse. Empezaron a brotar los errores rojiblancos, acompañados de un nerviosismo que cundió rápido hasta llegar al graderío. Algún silbido tímido encontró rápido aliados para reclamar con el sonido de viento que los suyos no se durmieran en los laureles. Se escapó el recién ingresado Dani Díaz y disparó con vehemencia, con problemas Zidane para retener la bola.

No hubo, sin embargo, más sobresaltos, por más que la Real se llenó de convicción. Dani Díaz inventó alguna diablura más que desajustó a los rojiblancos, aunque terminaron por serenarse y mantener el control en lo que restaba. Incluso, pudieron engrosar la renta, erráticos Pascual y Diego Hormigo. Se fueron de casa con una sonrisa de oreja a oreja, que ya es noticia. Y en la tabla, el salto también puede ser notorio. Ahora les toca darle continuidad si de verdad quieren alejarse de la zona de la quema y mirar hacia cotas más altas.


Ficha técnica:

Granada CF: Luca Zidane; Pau Casadesús (Loïc Williams, 79’), Manu Lama, Oscar Naasei, Baïla Diallo (Diego Hormigo, 46’); Rubén Alcaraz (Manu Trigueros, 54’), Sergio Ruiz, Pedro Alemañ; Álex Sola, Souleymane Faye (José Arnaiz, 54’) y Jorge Pascual (Bouldini, 75’).

Real Sociedad B: Fraga; Dadie (Garro, 46’), Peru Rodríguez, Jon Balda, Agote (Lebarbier, 46’); Mikel Rodríguez (Marchal, 76’), Gorosabel, Carbonell, Ochieng (Dani Díaz, 46’); Gorka Carrera y Orobengoa (Mariezkurrena, 56’).

Goles: 1-0: Souleymane Faye, min. 3; 2-0: Souleymane Faye, min. 8; 3-0: Rubén Alcaraz, min. 11; 4-0: Álex Sola, min. 22; 5-0: Oscar Naasei, min. 30; 5-1: Gorka Carrera, min. 43; 5-2: Mikel Rodríguez, min. 50.

Árbitro: Miguel González Díaz, del comité asturiano. Amonestó a los locales Baïla Diallo y Pau Casadesús, así como a los visitantes Agote, Ochieng y Carbonell.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 8ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 12.852 espectadores. Antes del comienzo del encuentro, Lucas Alcaraz, en calidad de responsable institucional, entregó al capitán Sergio Ruiz una camiseta conmemorativa por sus 100 partidos oficiales como jugador del Granada CF. Además, en la previa se llevaron a cabo diferentes actos en apoyo a la candidatura de Granad como Capital Europea de la Cultura en 2031.


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