El tiempo:
101TV

¿Adiós a las vajillas de toda la vida? La Cartuja anuncia su paralización

«Por razones técnicas nos hemos visto abocados a parar la producción». El escueto mensaje en la web de La Cartuja de Sevilla suena a epitafio para una de las empresas más icónicas de Andalucía. Días después de conocerse la solicitud de liquidación presentada por sus propietarios, la realidad se impone: la fábrica que nació para competir con la cerámica inglesa y acabó siendo un símbolo sevillano enfrenta ahora su crisis más definitiva.

La familia Zapata, que controla la firma a través de Ultralta desde que la rescató del concurso de acreedores en 2014, ha reconocido su incapacidad para cumplir el convenio que los acreedores aprobaron apenas el pasado julio. Once años después de aquel salvamento que parecía definitivo, los mismos propietarios solicitan ahora ante el Juzgado Mercantil número 3 de Sevilla la reapertura del concurso y el inicio de la fase de liquidación.

La emblemática cerámica sevillana, que sobrevivió a guerras, crisis y expropiaciones, podría cerrar definitivamente tras décadas resistiendo en un mercado cada vez más competitivo

En las instalaciones de Salteras quedan almacenadas piezas valoradas en unos 100.000 euros: vajillas que durante décadas decoraron las mesas españolas y que ahora son objeto de especulación en redes sociales. ¿Habrá una última venta masiva? ¿Acabarán estas piezas dispersadas en liquidaciones? Las preguntas se multiplican mientras la fábrica permanece cerrada.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de 101TV Sevilla (@101tvsevilla)

Para entender qué se está perdiendo hay que remontarse a 1841. Aquel año, el comerciante británico Charles de Pickman llegó a Sevilla con una idea ambiciosa: crear una manufactura de loza fina capaz de competir con las prestigiosas marcas de su país natal. La desamortización de Mendizábal le brindó la oportunidad perfecta.

Pickman adquirió el Monasterio Cartujo de Santa María de las Cuevas, un espacio que ofrecía todo lo necesario: amplitud, proximidad al Guadalquivir para el transporte de mercancías y una arquitectura aprovechable. Las antiguas celdas monacales se transformaron en talleres, los claustros en almacenes y se construyeron los característicos hornos-botella que todavía hoy se conservan como testigos mudos de aquella época.

Monumento Histórico-Artístico en 1964

Durante más de un siglo, el monasterio fue sinónimo de producción cerámica. La marca ganó prestigio y sus productos se convirtieron en habituales de hogares acomodados. Pero la historia también tiene su punto de inflexión.

En 1964, la declaración del conjunto como Monumento Histórico-Artístico marcó el principio del fin de aquella etapa. Siete años después, en 1971, se inició el expediente de expropiación que obligó a la empresa a buscar un nuevo emplazamiento. La decisión no fue sencilla: significaba abandonar el corazón histórico de la marca.

Las nuevas instalaciones de Salteras comenzaron a funcionar en 1979, aunque el desalojo completo del monasterio no se produjo hasta finales de 1981. Era el inicio de una nueva etapa, pero también el comienzo de una sucesión de problemas que no han cesado desde entonces. El viejo monasterio, convertido hoy en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, conserva la memoria de lo que fue.

Ya estuvo al borde de la quiebra

La trayectoria reciente de La Cartuja es un catálogo de dificultades. Pasó por las manos del Grupo Rumasa, estuvo al borde de la quiebra en varias ocasiones y atravesó distintos procedimientos concursales que fueron erosionando su capacidad productiva y su posición en el mercado.

Cada crisis parecía la última, pero la empresa resurgía una y otra vez. Hasta 2014, cuando Ultralta se hizo con el control tras el concurso de acreedores, muchos pensaron que La Cartuja había encontrado por fin la estabilidad necesaria. Once años después, esa esperanza se ha desvanecido.

La paralización de la producción y la solicitud de liquidación cierran un ciclo de casi dos siglos en el que La Cartuja simbolizó la capacidad industrial andaluza

En 2022, la compañía organizó una venta extraordinaria con descuentos de hasta el 75 por ciento que generó colas de más de una hora en Salteras. Muchos compradores acudieron movidos por la nostalgia, otros por la oportunidad de hacerse con piezas a buen precio. Pocos imaginaban entonces que podría tratarse de un preludio del cierre definitivo.

Los trabajadores de La Cartuja Pickman temen que el objetivo del cierre sea llevarse la marca fuera de Sevilla

La paralización de la producción y la solicitud de liquidación cierran un ciclo de casi dos siglos en el que La Cartuja simbolizó la capacidad industrial andaluza. Mientras se resuelve su futuro judicial, en miles de hogares españoles perduran las vajillas con el sello inconfundible de aquella fábrica que un día soñó con ser la mejor de Europa.

Lo que empezó como una aventura empresarial británica en un monasterio sevillano termina ahora, probablemente, en un polígono industrial de Salteras. La historia de La Cartuja se cierra como se cierran tantas historias industriales: con un comunicado en una web, expedientes judiciales y la pregunta de qué hacer con el stock que queda.

Más noticias de 101TV en las redes sociales: InstagramFacebookTik Tok o X. Puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo informativos@101tv.es

Otras noticias de interés

Vithas bate su récord histórico como el grupo hospitalario más premiado de España por séptimo año consecutivo

101 TV

Alerta en Andalucía por el virus del Nilo: hay tres zonas en el foco

101 TV

Salud asegura que ya ha citado a todas las afectadas por el cribado de cáncer de mama

Elena Lozano