Fue el pasado 31 de mayo cuando Ross Monaghan y Eddie Lyons eran abatidos a tiros en el la terraza del Monaghan’s Bar, en Fuengirola. El presunto autor de los disparos fue Michael Riley, quien, tal y como desvelaron las cámaras de seguridad del establecimiento, les persiguió hasta el interior del local y, una vez ejecutado el delito, se escondió entre la multitud. Las víctimas pertenecían a los Lyons, un famoso clan criminal de Escocia cuya guerra contra los Daniels, la cual comenzó hace más de dos décadas, ha desembocado en numerosos muertos tanto en Glasgow como en Edimburgo. Ahora, el presunto asesino ha aceptado su traslado a una prisión española.
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El 13 de junio se produjo la detención del de Liverpool en Reino Unido en el marco de la ‘Operación Hércules’, en la que se coordinaron la Policía Nacional de España y la National Crime Agency (NCA) británica. En un primer momento, Riley, que permanece encarcelado en Londres, manifestó su negativa a ser extraditado a España alegando su miedo por perder la vida en una prisión española.
Por otro lado, la abogada del detenido, de nombre Renata Pinter, exponía en un principio en el tribunal de Westminster Magistrates Court que Riley padece depresión y ansiedad, además de resaltar que, en el caso de que fuera trasladado a España, se incumpliría el Artículo 3 de la Ley de Derechos Humanos británica.
Cambio de opinión
Sin embargo, el pasado martes, Riley confirmó sus intenciones de ser extraditado a España durante su comparecencia en el tribunal. Así lo han adelantado medios británicos como ‘Sunday World’, donde, tal y como revela el detenido en su declaración, «consiente su extradición a España bajo custodia» basándose en el acuerdo con la sección 46(6) de la Extradition Act de 2003. Cambio de opinión por el que la Audiencia Nacional acogerá a Riley en los próximos días.