La emoción se desbordó este fin de semana en las Tres Mil Viviendas con la llegada de la Esperanza de Triana. Entre los cientos de vecinos que salieron a recibirla, uno de ellos, José Manuel González Mije, vivió el momento como una verdadera bendición: “Ha venido mi Madre a mi casa. No he ido yo a buscarla, ha venido Ella a mi casa”.
La Esperanza desde las Tres Mil
González Mije, vecino del barrio y hermano de la Esperanza de Triana, no podía ocultar su emoción al hablar de la Virgen. “Toda mi vida en mi casa se respira Triana, yo nací en Triana. Llevo 53 años en las Tres Mil Viviendas, aunque Triana es lo más grande”, confiesa.
La visita de la Esperanza al Polígono Sur ha tenido un significado especial para muchos devotos, pero para este trianero de corazón ha sido algo más profundo. “A mí me ha tocado la lotería porque mi madre ha venido a verme a mi casa y eso es una cosa muy grande. Me puedo morir tranquilo porque Ella va a estar siempre presente con nosotros”, afirma con emoción.
Hermano fundador de Bendición y Esperanza, José Manuel ha dedicado más de tres décadas a trabajar por la mejora del barrio. “Aparte de la Esperanza de Triana, tengo a mi Bendición y Esperanza, que es lo más lindo que me ha pasado en la vida, porque llevo 32 años aquí luchando y peleando para que este barrio salga con algo digno”.
Un legado familiar único
Su fe y su historia personal están marcadas por una tradición familiar que ha pasado de generación en generación. “Tendría siete años la primera vez que tuve una túnica de nazareno. Lo pagó mi padre, que le costó alquilarla 20 duros de los antiguos en el año 60”, recuerda. Hoy, esa devoción se mantiene viva en sus hijos y nietos: “Mis hijos y mis nietos se visten de nazarenos en mi casa. Salen de las Tres Mil Viviendas a hacer su estación de penitencia desde Triana y tengo el gusto de vestirlos a los tres”.
Aunque sus hijos nacieron en el Polígono Sur, José Manuel no duda al afirmar que “respiran Triana por su abuelo, por su padre y por toda la familia. Mi familia es trianera por los cuatro costados”.
Reencuentros de la infancia
La llegada de la Esperanza de Triana también sirvió para reavivar lazos del pasado. “He estado aquí con una familia del Polígono de San Pablo, que han crecido conmigo en Triana. Ayer me los tropecé aquí, que es lo más grande, ver a una persona que hace ya 30 o 40 años que no la ves. Eso hace que el corazón parezca que se te va a salir”.
En las Tres Mil Viviendas, la Esperanza de Triana no solo ha llevado fe, sino también un mensaje de unión, memoria y orgullo. Las palabras de José Manuel González Mije resumen lo que sintieron muchos: “Ella ha venido a mi casa, y con eso ya me puedo morir tranquilo”.
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