Si quien lee estas líneas siente que sus párpados pesan una tonelada y un impulso irrefrenable le invita a dejarse mecer por los brazos de Morfeo, probablemente no deba buscar la causa en el final de una extenuante semana, ni en el cansancio acumulado ni tan siquiera en un duro entrenamiento en el gimnasio. Es el efecto somnífero del encuentro entre el Andorra y el Granada, resuelto con un empate entre bostezos. Otro duelo sin balas en el cargador rojiblanco, pero con sensaciones distintas de las tablas contra Las Palmas. Fue serio, sí, pero sin inquina. Tampoco los de casa pusieron mucho de su parte. Otro punto, este tal vez menos útil para los de Pacheta que el anterior.
Lo cierto es que saltaron los dos conjuntos de viernes, como cuando en la oficina se acerca la hora de cerrar y la cabeza está en el finde. No había ideas aseadas y el fútbol se les hacía bola. Los de casa querían dominar y los visitantes iban pisando el acelerador para salir disparados en cuanto un error encendiera la luz verde, pero ni uno ni otro encontraba fluidez. Voló pronto la pelota hacia el área de Luca Zidane, que atrapó la patata caliente tras un control defectuoso de Manu Nieto, y más tarde lo intentó igual el Granada, pero Oscar Naasei se pasó de rosca en golpeo. Nadie carburaba.
De tanto pisar el pedal, el equipo de Pacheta pareció ir entrando en calor mientras el Andorra asaeteaba las dependencias nazaríes sin remate. Se activó la sociedad de moda en Los Cármenes con un sutil toque de Álex Sola para que Souleymane Faye quemara rueda, elástico Yaakobishvili para escupir con el pie el tiro cruzado. Volvieron a conectar los dos extremos rojiblancos tras un robo de Álex Sola, que mordía en la medular en lo que Minsu caía en un profundo letargo. El camerunés quiso impactar de nuevo hacia la cepa del poste, pero se escurrió al apretar el gatillo y le salió mordido. Las musas granadinistas parecían haberse quedado en el control de aduanas.
De las botas de los hombres de Ibai Gómez tampoco brotaba demasiado. Tan solo Manu Nieto agitaba el árbol, pero no caía nada. Puso en órbita una falta y, en un contragolpe, entretuvo a Luca Zidane con un tiro raso desde el borde del área, demasiado inocente para generar inquietud. No tuvo más acierto Martí Vilà, que disparó con más potencia que cálculo y se le fue desviado cuando los dos púgiles iban mirando ya al vestuario, cansados de dar golpes al aire. Antes tuvo tiempo Pedro Alemañ de colgar una falta que, tras un rebote, Oscar Naasei estrelló en el muro andorrano. Faye, en otro centro posterior, probó la chilena, pero le salió de otra nacionalidad.
Sin demasiados cambios tras el descanso
No sería de extrañar que algún hincha se planteara seriamente durante el descanso qué hacía un viernes noche pasando frío en el campo, ni que más de uno de los que lo veían desde casa cambiaran de canal. Incluso, tras el intermedio, por más que los dos conjuntos parecieron dispuestos a cambiar algo el panorama. El Andorra se decidió a ganar yardas sin claridad, mientras los rojiblancos se mantenían agazapados para galopar a la mínima ocasión. Lo hizo Álex Sola para forzar un córner que Jorge Pascual remató picado, seguro el arquero para alejar el peligro. Desde muy lejos lo intentó Jastin, plano para que Luca lo embolsara fácil.
Empezó el cuadro andorrano a moverse con más brío y a Pacheta se le fue frunciendo el ceño. Puso en pista a Rodelas, recién llegado de su prometedor estreno internacional con neumáticos nuevos, pero quien encontró el hueco para soltar el látigo fue Jastin, entre amagos hasta forzar la reacción felina de Luca Zidane. En el córner, el arquero vio volar el esférico hacia el segundo palo, donde Diego Alende apareció con espacio para desplegar un campamento, aunque sin atino en el frentazo.
Al técnico burgalés le debieron de entrar sudores fríos y reajustó con Loïc Williams y Luka Gagnidze, pero el efecto no fue demasiado potente. Combinaron los de rosa a toda mecha en una aventura de Oscar Naasei, reubicado al costado, que sirvió el envío a Rodelas. El de Alhendín quiso coronarse, pero el tiro se le fue fuera del campo. Después fue el propio Chiqui quien condujo el ataque relámpago y quien lo culminó, de nuevo alto cuando al duelo le quedaba poco pulso. Le intentó dar otra descarga con el desfibrilador Jastin, que se resistía a verlo morir sin dianas y se inventó un baile sobre la línea de fondo. Cedió el gol atrás, pero Minsu malogró la acción. Y todo se quedó ahí, pese a que los de casa apretaron al final, en un reparto insulso que ofrece al resto la oportunidad de alejar al Granada del corte de la permanencia. Sin gol, no hay puntos, y los rojiblancos parecieron gastarlos frente a la Real B.
Ficha técnica:
FC Andorra: Aron Yaakobishvili; Carrique, Diego Alende (Antal Yaakobishvili, 86’), Bomba, Martí Vilà (Álex Calvo, 55’); Sergio Molina, Olabarrieta (Théo Le Normand, 66’), Villahermosa (Marc Domènech, 66’); Jastin, Minsu (Lautaro de León, 86’) y Nieto.
Granada CF: Luca Zidane; Pau Casadesús (Loïc Williams, 71’), Oscar Naasei, Manu Lama, Baïla Diallo; Rubén Alcaraz, Sergio Ruiz, Pedro Alemañ (Luka Gagnidze, 71’); Álex Sola (Pablo Sáenz, 84’), Souleymane Faye y Jorge Pascual (Rodelas, 60’).
Árbitra: Marta Huerta de Aza, del comité canario. Amonestó a los locales Olabarrieta, Bomba, Jastin y Sergio Molina, así como a los visitantes Rubén Alcaraz y Souleymane Faye.
Incidencias: encuentro correspondiente a la 10ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el Nou Estadi Encamp, ante 3.620 espectadores.