El Sevilla le hizo jaque mate al Granada en la partida de ajedrez en que se convirtió el derbi en la Ciudad Deportiva rojiblanca. Lo planteó mejor David Losada, romo el conjunto nazarí, y la estrategia terminó por desarmar a las de franjas horizontales. En un córner se adelantaron las hispalenses, con Laura Sánchez en el karaoke, y en otro cayó el rey, demasiado cómoda Raquel para empujar frente a su antigua afición y la seleccionadora, Sonia Bermúdez. El cuadro de casa lo intentó con insistencia, con Laura Pérez a las armas, pero no hubo alfil que llegara a perturbar al monarca sevillista.
Se dispusieron las piezas sobre el tablero y comenzó el cara a cara entre ajedrecistas. Ferreras pulsó primero el crono con una apertura ya conocida, con mates previos, pero el planteamiento de Losada pareció contemplar el abanico estratégico de la rojiblanca. Su Sevilla salió con el disfraz de Halloween todavía encima, dispuesto a meter miedo desde el arranque, y las de casa recularon hasta hundirse. Por minutos, parecieron poder sacudirse el agobio de encima, pero al final, se llevaron el repullo.
El conjunto hispalense empezó a tensar el arco desde los costados, sin una testa aliada que dirigiera la flecha a la diana. El Granada sí asomó fuera de la cueva. Cabeceó Jujuba en un córner y Miku apretó el gatillo desde fuera, con la mirilla desviada. Fue un espejismo, porque el conjunto rojiblanco no carburaba. Juntó a tres cerebros en la sala de máquinas, sí, pero cortocircuitaban. El Sevilla sí se desplegaba con inquina, aunque los guantes de Laura Sánchez permanecían intactos cuando Isa Álvarez, vieja conocida, se dejó caer por la esquina. Tensó el envío desde el córner y la guardameta se comió el envío. Andrea, que había despistado a Sonya Keefe en el segundo palo, lo esperaba con fe y cabeceó a placer, perplejas las nazaríes.
Quiso el Granada replicar rápido, violento el latigazo de Ari Mingueza, pero le salió arriba por poco. Después Postigo facturó un envío certificado al segundo poste, donde corría Sonya Keefe con el colmillo retorcido. Lo pinchó con magia y recortó la entrada de Eva Llamas, que desde la hierba se disponía a contemplar el gol de la jornada, pero Sullastres, rauda, le quitó a la chilena hasta el aire que respiraba. Se fueron sumiendo después las rojiblancas en la desesperación, acechantes pero sin filo, en lo que el cuadro visitante emprendía ataques relámpago. Débora García pidió la expulsión directa de la bombardera nazarí, que la agarró de la coleta, pero a la colegiada le pusieron la repetición de otra jugada y se salvó.
Insistencia rojiblanca tras el descanso
Quien suspiró después aliviada fue Laura Sánchez, que en el alargue vio la galopada de Raquel Morcillo, otra ex, con la mirada clavada en la red, errático el golpeo para mandar el combate al segundo asalto. No parecieron variar demasiado las cosas, proactivo el Sevilla a la vuelta de vestuarios, aunque la incursión de Solvoll en las granadinistas perfundir aire fresco. Le ganó Laura Pérez la espalda a Isa Álvarez y deslizó la bandeja con el gol por todo el área, sin atino la noruega con Sullastres vencida.
La irrupción de Vera sí acabó amedrentando al Sevilla, que poco a poco se fue metiendo en su área. El Granada comenzó a fluir y Laura Pérez empezó a retar con insistencia a Isa Álvarez. Sacó en un lance el golpeo, pero su antigua compañera se lo desvió a córner. Por donde corría la granadina, sonaban tambores de guerra, pero no había quien asestara el golpe. “¡Es ahora!”, trató Lauri de animar a las suyas, aunque Andrea, con un latigazo, y Rosa Márquez, en un ataque relámpago, se encargaron de recordar que las visitantes seguían siendo peligrosas.
Irene Ferreras no quería que sus jugadoras se vinieran abajo y volvió a enrocar, con Andrea Gómez y María Barquero sobre el verde, pero Losada tenía bien trabajada la última jugada. Combó Rosa Márquez la asistencia tras un saque de esquina en corto, de nuevo dubitativa Laura Sánchez en la salida. Rondaba por allí Raquel, que casi se encontró el esférico en el área pequeña y no hizo ascos al regalo. Fue la sentencia. El Granada empujó hasta que al partido no le quedó más pulso, pero ya le habían dado mate.