Los vecinos de La Axarquía definen la A-7 como un «pasaje del terror». Cada mañana su rutina empieza con la autovía colapsada, las entradas y salidas bloqueadas y horas pegados al volante. Esta situación, que no es novedosa y que lleva más de 20 años pasando, está afectando al bienestar mental de los axárquicos, quienes están cansados de que su rutina de trabajo dure tres horas más o de tener que dar explicaciones cada día que llegan tarde a clase.
Un camión averiado vuelve a colapsar el tráfico en el Este de Málaga
«No hay forma de expresarlo que sea fiel a la realidad», comenta Mery Carmona, quien va a Málaga todos los días desde la zona del Trapiche. «Hay 33 minutos físicos, sin embargo, cada día es una hora y media de camino», comenta. Trabaja en Málaga, y aunque haya escogido Vélez como ciudad dormitorio, «la infraestructura no es como la de tal». «Lo que quiero es tener una buena conexión», argumenta Mery, quien define los atascos y colapsos de cada día como «agotadores». «Lo único que quiero es tener una buena conexión con Málaga», reprocha.
«Voy con miedo a Málaga todos los días por tener un accidente»
No solo se hace pesado lidiar con cientos de coches cada día, sino que el miedo muchas veces se apodera de los conductores. La autovía a la hora punta, a las ocho de la mañana o a las seis de la tarde, se llena de conductores fatigados, distraídos al volante y deseosos de llegar por fin a casa, para descansar y comenzar «de verdad» su día a día.
«Siempre llego tarde»
Mario Contreras trabaja en Málaga y va desde El Morche a la capital tres días en semana. Sale a las seis y media de la mañana cada día, sin embargo, aunque comience a las ocho de la mañana a trabajar «no es suficiente para llegar a tiempo al trabajo». » Mi empresa no tiene porque asumir que llegue tarde todos los días. Estoy cansado», agrega Mario, quien pasa de 40 horas semanales a sumarle cada día tres horas más a su jornada.
Salirse por Chilches y coger toda la costa para llegar a Málaga es otra de las opciones, aunque «poco deseable», que toman los conductores con la predisposición de «llegar en algún momento a Málaga». Rebeca López va cuatro días en semana a Málaga desde Arenas. Tarda dos horas en llegar, en un trayecto de apenas 45 minutos de duración. En la voz se le nota lo «cansada» que está de atajar esta situación cada día que tiene que ir a la Universidad. Estudia Derecho en la UMA y siempre va «con la hora justa». «No me parece normal tener que salir dos horas antes de casa, son solo 45 kilómetros de duración y no puedo faltar a las clases», replica Rebeca.
«No tengo porque mudarme, me gusta mi casa, me gusta la Axarquía, no tengo porque vivir en Málaga»
Javier Domínguez estudia un Grado Superior de Deporte en Málaga. Viene desde el Rincón de la Victoria, y en múltiples ocasiones «llega tarde a clase». «Hay atascos de una hora y media, en un trayecto que dura a penas media hora», añade Javier. Los accidentes son ya un habitual en la rutina de Javier. «Prefiero no ir a clase cuando sé de antemano que hay un accidente», indica Domínguez, quien piensa que el problema de las carreteras «debe tener una solución inmediata».
Las redes sociales: la voz de los axárquicos
Al igual que estos testimonios de conductores, la Axarquía está llena de vecinos afectados. Las redes sociales se han convertido en la voz o el canal en donde expresan su deseo de cambio, de «tener por fin una buena conexión», y de que el tren del litoral «se convierta en una realidad», presente en la agenda política y subrayada en amarillo.
@meeerycc El tráfico diario en Málaga y, sobre todo, en la zona de Rincón de la Victoria desde la Axarquía es una cosa que va a acabar dejándome calva… Todo a pesar de ver que la Diputación proponía hacerse cargo del gasto en las obras a las que, por otro lado, tampoco les veo mucho sentido. Habrá que verlas hechas… #malaga #vivienda #alquiler #trafico ♬ The Fate of Ophelia – Taylor Swift
Mientras tanto se está librando una guerra interna, en la que tanto la Diputación de Málaga como el Gobierno de España se están viendo salpicados. Francisco Salado, en representación de la Diputación, no cesa de pedirle y casi rogarle a Javier Salas que «dimita». La zona Este de la autovía A-7 no espera, y mientras los políticos «lanzan acusaciones como flechas», los conductores quieren una solución «real y duradera».
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