Estos días, el Espacio Santa Clara acoge The Yoga Gallery, un festival que está reuniendo a maestros, practicantes y estudiosos del yoga de todo el mundo. Entre ellos, la profesora Cándida Vivalda, invitada destacada del encuentro, reflexiona sobre el poder transformador de esta disciplina y sobre su papel en la sociedad contemporánea, donde el yoga y la espiritualidad cristiana pueden convivir en armonía.
De la empresa al yoga
Para la profesora, nacida en Italia y afincada desde hace años en España, festivales como The Yoga Gallery permiten romper prejuicios y mostrar la dimensión más profunda del yoga, alejada del mero ejercicio físico. “El yoga es para todos, y su propósito último es generar un cambio interior que se refleje en un cambio positivo en el mundo”.
Antes de dedicarse plenamente a la enseñanza del yoga, Cándida Vivalda trabajó durante años en el sector del marketing y la organización de eventos, un entorno “muy retador y exigente”. Fue entonces cuando el yoga apareció en su vida como una necesidad: “Necesitaba algo que me ayudara a sobrellevar el estrés y las largas horas de trabajo. Un amigo me recomendó probar, y desde la primera clase sentí que algo cambiaba”.
Esa primera experiencia se convirtió en un viaje de casi dos décadas. Tras años de práctica, decidió profundizar, viajar y formarse como profesora. “En un momento de mi carrera profesional me tomé una excedencia y me fui a la India. Allí me formé, viajé por Asia y estuve de voluntaria en los hospitales de la Madre Teresa de Calcuta”, recuerda.
Su paso por esos lugares marcó un punto de inflexión. “Aquella experiencia fue una llamada al servicio, al compartir con los demás. No veo separación entre aquel servicio y el que realizo ahora como profesora de yoga: ambos son formas de aportar algo bueno, de ser un agente de cambio positivo”.
El yoga como refugio interior
Cándida Vivalda también imparte talleres de yoga dirigidos a personas en situaciones de vulnerabilidad: refugiados, adolescentes en riesgo o incluso reclusos. “El yoga tiene un potencial sanador enorme”, explica. “A través de la reconexión con tu cuerpo y tu respiración puedes encontrar refugio interior, regulación emocional y resiliencia. Todo empieza por volver a ti, a tu centro, para poder afrontar lo de fuera desde un lugar más estable y consciente”, afirma esta profesora de yoga.
Uno de los momentos más esperados del festival ha sido la charla de la hermana Cristina Fernández Hoyos, monja y practicante de yoga, con quien Vivalda ha conversado sobre los vínculos entre el cristianismo y las prácticas orientales. “Muchas veces se cree que la espiritualidad cristiana y el yoga están en contradicción, pero no es así. La hermana Cristina es un ejemplo de que ambos caminos se apoyan mutuamente”, afirma.
“El camino del yoga y el camino del cristianismo no son opuestos, sino que se refuerzan mutuamente. Ambos buscan la conexión profunda con lo trascendente, con los demás y con uno mismo”, explica Vivalda.
Ella misma reconoce haber encontrado, gracias al yoga, una manera renovada de vivir su propia fe: “Fui educada como cristiana, pero me alejé de la visión más dogmática. A través del yoga y la meditación pude volver a mi espiritualidad con más conciencia y profundidad”.
En un momento donde está de moda la espiritualidad cristiana, la viralidad del nuevo disco de Rosalía es una prueba de ello, el mensaje de Cándida Vivalda cobra aún más fuerza.
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