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Arnaiz evita otra cornada en El Sardinero (2-2)

La faena en El Sardinero iba camino de dejar de nuevo al Granada en la enfermería, como hace tan solo unos meses, pero esta vez apareció Arnaiz a tiempo para evitar la cornada. Pacheta acudió al talaverano cuando los de casa asediaban, asfixiantes en la presión y certeros ante Astralaga. Arremetió con clase Villalibre y, con un testarazo inapelable, Javi Castro hizo correr la sangre. No hubo rastro de los rojiblancos hasta el intermedio, totalmente sometidos por un Racing dictatorial. Pero entró el fichaje estrella y la cosa cambió. Pascual alargó su estado de gracia, tras un centro rebotado de Faye, y el ex de Osasuna clavó una falta, desviada por la barrera. Pudo el cuadro nazarí incluso llevarse el botín mayor, pero en vistas de las circunstancias, no parece malo el punto.

Saltaron los cántabros como si el rojo en la camiseta del Granada les provocara, con los ojos inyectados en sangre y las bridas prestas para maniatar a los de franjas. Apenas el balón empezó a rodar, los nazaríes estaban atrincherados, guarnecidos con escudos de cartón frente a la artillería santanderina. Despejó mal Loïc Williams e Íñigo Vicente puso el gol en las botas de Villalibre, que se topó de bruces con un tembloroso Astralaga. Cabeceó después Javi Castro el córner inmediatamente posterior, pero la cabeza de Sergio Ruiz apareció en el momento y el lugar oportunos, para alivio del meta. Ninguno de los dos fallaría más tarde.

No había quien sacara de la cueva a los de Pacheta, empequeñecidos sin que los de casa se despeinaran. Pululaba Íñigo Vicente por donde quería, con Alcaraz y Sergio Ruiz persiguiendo sombras. Faye se replegó, solidario en el esfuerzo, pero el conjunto rojiblanco era un flan. Solo Baïla Diallo logró escapar del caudillaje santanderino en un lance, forzado para tensar un envío que, no con más facilidad, cabeceó Jorge Pascual muy arriba. En cuanto la pelota volvió a aterrizar, el búfalo embistió.

Astralaga se quitó de encima el esférico sin cálculo y Pascual no logró controlar. Sangalli aprovechó el regalo y paró el crono para escrutar el panorama. Vio con el rabillo del ojo que Villalibre se descolgaba en una desatención granadinista y descargó sobre el ariete. Acomodó el cuerpo con holgura y enroscó un golpeo precioso, lejos del alcance del guardameta, para hincar el asta.

Los rojiblancos empezaron a desangrarse. Ni tiempo tuvieron de mirarse la herida cuando Íñigo Vicente ya estaba marcando jugada desde la esquina. Combó la banana al mogollón, donde parecía imposible que hubiera un espacio, pero Javi Castro pareció haber alquilado una parcela en la que casi podría haber colocado una vivienda prefabricada. Desapercibido en las dependencias de Astralaga, se elevó un par de palmos sobre el césped y giró el cuello para acunar el balón en la red. Golazo para agravar la escabechina al Granada.

No hubo atisbo de reacción nazarí. El Racing levantó el pie del acelerador y se limitó a dominar con pausa, sin demasiado obstáculo para imponer su autoridad. Astralaga resoplaba, temeroso cada vez que alguno de los pupilos de José Alberto se le acercaba con malicia, en lo que sus compañeros se protegían como un armadillo. Fue ya cuando el colegiado miraba al reloj cuando se acercaron al domicilio de Ezkieta, que detuvo sin problemas un golpeo a ras de hierba de Souleymane Faye. El senegalés intentó después, ya en el alargue, descargar un centro de Sola para que lo enchufara Alemañ, pero lo alejó la zaga racinguista para mandar la faena al intermedio.

Con Arnaiz cambió todo

El sistema cortocircuitaba y Pacheta se tuvo que poner el mono azul para comprobar dónde estaba el fallo. Insertó a Arnaiz en la estructura, con Alcaraz fuera de la ecuación, y aunque Andrés Martín volvió a asustar, con un golpeo plano por poco arriba, el Granada se afiló. Cazó Loïc Williams un balón muerto tras un córner y lo estampó en la boca de Pablo Ramón, que cayó noqueado. Después pateó en largo Astralaga, que había detectado la carrera endiablada de Álex Sola. La pinchó el donostiarra y se citó en un mano a mano con Ezkieta, que sacó el pie con reflejos felinos. 

El conjunto rojiblanco iba asumiendo riesgos y, poco a poco, se lo creía. Loïc Williams levantó el periscopio e inoculó el esférico a la espalda de la zaga local, por donde Souleymane Faye aceleraba. El envío tocó en Mantilla y salió bombeado para despistar a Ezkieta, que solo pudo comprobar la parábola hacia el segundo palo, donde cabeceó Pascual al poste y dentro. El banderín señaló al cielo, pero la repetición mostró que el extremo senegalés había arrancado en posición correcta.

Cundió el nerviosismo. En los de casa, porque el gol perfundió terror; en los rojiblancos, porque un error suprimía de nuevo las posibilidades. Pero continuaron arriesgando. El Racing acechó, pero sin soltar el zarpazo. Sí iba con intención de darlo Souleymane Faye, que inició el zigzagueo con visión túnel hacia la meta. Le agarró Sergio Martínez lo justo para evitar que avanzara, falta clara. Se la pidió Arnaiz, con confianza reconstruida desde el duelo de Copa, y prendió la mecha del cañón. Golpeó con mala uva y el rebote en la barrera trazó una curva diabólica que despistó a Ezkieta. Valió igual que si hubiera entrado por la misma escuadra.

Se abrieron las puertas del manicomio y en el interior comenzó un fuego cruzado. El Racing apretaba el gatillo, pero parecía haberse quedado sin balas. El Granada sí que llevaba el tambor del revólver bien cargado, pero debía atinar. Recortó Arnaiz y buscó la escuadra, pero Ezkieta sacó la capa de Superman. Después colgó un córner y Faye peinó demasiado arriba. Mario García se aventuró en una incursión malévola ya en el alargue, con Casadesús de extremo y Gagnidze en la medular rojiblanca. Curvó el envío y Arana disparó a bocajarro, arácnido, esta vez sí, Astralaga. Se hizo después enorme el arquero para volver a negar el gol al punta cuando el colegiado se echaba el silbato a la boca. Los de Pacheta lo que se echan es un punto, que no da demasiado en la tabla, pero al menos, se van coleando.


Ficha técnica:

Racing de Santander: Jokin Ezkieta; Mantilla, Pablo Ramón, Javi Castro, Mario García; Maguette Gueye, Íñigo Sainz-Maza (Sergio Martínez, 46’); Andrés Martín, Íñigo Vicente, Marco Sangalli (Suleiman Camara, 75’); y Asier Villalibre (Arana, 60’).

Granada CF: Ander Astralaga; Oscar Naasei, Manu Lama, Loïc Williams, Baïla Diallo; Rubén Alcaraz (José Arnaiz, 46’), Sergio Ruiz, Pedro Alemañ (Manu Trigueros, 83’); Álex Sola (Pau Casadesús, 90’), Souleymane Faye (Luka Gagnidze, 87’) y Jorge Pascual.

Goles: 1-0: Asier Villalibre, min. 18; 2-0: Javi Castro, min. 22; 2-1: Jorge Pascual, min. 55; 2-2: José Arnaiz, min. 67.

Árbitro: Saúl Ais Reig, del comité valenciano. Amonestó a los locales Maguette Gueye, Sergio Martínez, Andrés Martín, Arana y Mantilla, así como a los visitantes Pedro Alemañ, Souleymane Faye, Jorge Pascual, Astralaga y Álex Sola.

Incidencias: encuentro correspondiente a la 14ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en los Campos de Sport de El Sardinero, ante 20.236 espectadores.


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