Los ‘safaris civiles’ han sido una esquirla tardía de la Guerra de los Balcanes y el asedio a Sarajevo por parte de las milicias serbias. La justicia de Italia ha abierto una espita necesaria para que salga a la luz una práctica terrible, que consistía en fanáticos de extrema derecha que pagaban cual turista para subirse a las colinas de la capital de Bosnia y disparar contra gente que iba por la calle. La Fiscalía de Milán investiga estos viajes en los primeros años noventa de personas que pagaban por disparar contra otras personas.
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Vuelve a la actualidad la sarajevita ‘Sniper Alley’ (la Avenida de los Francotiradores o Bulevar Mese Selimovica), la larga calle en la que mucha gente de a pie y personas perdieron la guerra en esos años crudos del conflicto. Donde se jugaban cada día la vida para ir a por pan mientras que militares serbobosnios comandados por Radovan Karadžić disparaban sin compasión. Una campaña intensa que duró, al menos, tres años y en las que no solamente hubo profesionales del Ejército serbio sino también voluntarios que simpatizaban con la causa y además aficionados que pagaban una suma importante de dinero para llevar a cabo estas cacerías humanas.
Un disparate de una crueldad extrema que ahora intenta esclarecerse, aunque desde hace muchos años se conocía que podían existir estas prácticas. Al menos, había consciencia de que había voluntarios que se acercaban a pegar tiros como se sabe a través de la biografía de Limonov. Los vídeos de ‘chetniks’ (guerrilleros serbios) apostados con sus armas desde sus miradores para apuntar contra la población de Sarajevo son bien conocidos de una de las últimas guerras que fue televisada en su máxima crudeza. Ahora, estremece pensar que había gente de distintos países (sin implicaciones en el conflicto) que pagaba para matar por puro placer.
Un escritor ha presentado la denuncia
La Fiscalía de Milán abrió una investigación por las denuncias sobre ciudadanos italianos que presuntamente viajaron a Bosnia-Herzegovina en «safaris de francotiradores» durante la guerra a principios de la década de 1990. Las denuncias alegan que personas de distintas nacionalidades pagaron grandes sumas de dinero para disparar contra civiles en la ciudad sitiada de Sarajevo.
La denuncia fue presentada por el periodista y novelista italiano Ezio Gavazzeni. El escritor describe una «cacería humana» llevada a cabo por «personas muy ricas», con una gran afición por las armas. Gavanezzi asegura que «pagaban para poder matar a civiles indefensos» desde posiciones serbias en las colinas que rodean Sarajevo. Según algunos informes, se cobraban tarifas diferentes por matar a hombres, mujeres o niños.
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