El 25 de febrero de 2026 quedará marcado en rojo para cualquiera que planee viajar al Reino Unido desde España sin residencia legal allí. Ese día, la Autorización Electrónica de Viaje, conocida como ETA por sus siglas en inglés (Electronic Travel Authorisation), se convierte en una barrera obligatoria e insoslayable para turistas, familiares, amigos, y cualquier visita por negocios o tránsito.
Aunque la ETA ya existe desde el 2 de abril de 2025, su uso se hacía con flexibilidad. Pero, según comunicados oficiales, desde la próxima fecha límite ya no bastará con presentar una solicitud en trámite. Las compañías aéreas denegarán el embarque a quien no lleve la autorización aprobada.
Aquellos que ignoren este cambio pueden quedarse en tierra. La cuenta atrás ha comenzado y, como advierte el consulado, conviene solicitarla al menos con tres días de antelación.
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¿Cuánto cuesta la ETA?
El trámite puede realizarse a través de la web oficial del gobierno británico o usando la app dedicada (UK ETA). Solo se acepta pasaporte físico, no copia ni documento digital. Además, la autorización cuesta unas 16 libras, alrededor de 14 €, y, una vez concedida, tiene validez por dos años, con posibilidad de múltiples entradas, siempre que cada estancia no supere los seis meses.
Pero este papel no equivale a un visado: la ETA no abre la puerta a una vida en Reino Unido, ni a un empleo temporal, ni a una matrícula universitaria. Quienes planeen trabajar, estudiar durante una temporada prolongada o instalarse de forma estable deberán solicitar el permiso correspondiente dentro del complejo engranaje migratorio británico. La ETA solo sirve para estancias cortas, visitas puntuales, turismo, reuniones de negocio o cursos breves. Funciona como un filtro previo, una autorización que simplemente permite subir al avión y cruzar la frontera, pero que no concede derechos más allá de esos meses limitados.
Este endurecimiento del control migratorio es, para muchos, una consecuencia lógica del proceso iniciado tras el Brexit. Ya no basta con tener pasaporte comunitario: ahora, recorrer la distancia hacia Londres o Edimburgo pasará por un formulario electrónico y una aprobación previa. Entre los viajeros, algunas escapadas espontáneas se mueren antes de subir al avión. Y quienes lo olviden, pueden acabar viendo su aventura británica frustrada en la puerta de embarque.
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