Hubo un tiempo en que Extremoduro dominaba el rock español. La banda no mentía sobre el origen de su alma máter, el placentino Roberto Iniesta, que cambió las dos ‘aes’ de Extremadura por las dos ‘os’ del que fue su nombre de guerra durante muchos años hasta que simplificó en su verdadero nombre de Robe Iniesta. La cuestión es que aquella banda, que surcaba la negrura de las adicciones, se refugió en La Zubia, en ese municipio dormitorio de Granada capital que choca con Sierra Nevada. Fue allá por el año 1996, cuando Aznar llegaba al Gobierno de España, el grunge daba sus últimos coletazos y a ‘Operación Triunfo’ le quedaban cuatro años para llegar a dar la vuelta a la industria musical española.
El rock radical vasco y en general el Norte o la capital de España mandaban en lo que a rock español se refiere. Pero Robe Iniesta dio la vuelta a la brújula y encontró en un rincón granadino el lugar perfecto para mantener la potencia creativa. En La Zubia fue donde el grupo creó la canción ‘So payaso’ del disco ‘Agila’, un álbum que es vital para entender el rock español de las últimas décadas. En esta localidad, al abrigo dela Sierra, y con chalets unifamiliares con piscina y jardín se crearía un pedazo de historia rockera.
Muere Robe Iniesta, voz de Extremoduro y leyenda del rock español, a los 63 años
En una entrevista con Juan Jesús García en el periódico ‘Ideal’, el propio Robe Iniesta recordaba aquellos días granadinos como «una buena experiencia» y añade que lo que pasaba es que en la formación todos los miembros eran vascos y buscaron la manera de mudarse cerca para estar todos juntos y unir fuerzas en los discos que estaban por venir. Robe no quería que todos se fueran a Bilbao o que tuvieran ventaja unidos en el Norte. La anécdota continua y es que el grupo Ratanera, de Granada, echó una mano en el estudio para la grabación del tema ‘So payaso’ que durante años se colaría en las listas del mainstream español como una canción de referencia en las fiestas.
Granada era, por entonces, y pese a que el pop parezca que ha estado siempre una ciudad muy rockera y con mucha movida metalera. Las chupas de cuero de heavys y rockeros inundaban los muchos bares de este estilo que había en Pedro Antonio y otros puntos de la ciudad. No es raro escuchar de vez en cuando por la ciudad alguna leyenda de «yo vi a Extremoduro» o fantasías sobre si vivía en una caravana, esto o lo otro. Por suerte, quizás, no habían llegado los móviles.