El colectivo sociocultural cordobés Nodo Corduba ha anunciado un plan para coordinar a las asociaciones de vecinos de los cascos históricos de Andalucía. Su objetivo es crear una plataforma regional que presione a las instituciones para regular la creciente «ocupación» de estos barrios por eventos festivos y el «turismo de borrachera», situaciones que, aseguran, están haciendo la vida insostenible para sus habitantes.
Manuel Ortega, portavoz de Nodo Corduba, manifestó en un comunicado que la problemática que padece el Casco Histórico de Córdoba no es un caso aislado. Se trata de un problema recurrente en otras ciudades, donde eventos masivos sin control están deteriorando la calidad de vida de los residentes.
Fiestas desvirtuadas, vecinos «expulsados»
El portavoz señaló que la invasión de la vía pública con eventos sin tener en cuenta a los vecinos es una constante. Puso como ejemplo las denuncias generadas en Jerez por la Zambombá —una fiesta navideña tradicional— y en Córdoba con las Cruces de Mayo.
Según Ortega, estas celebraciones populares, que originalmente tenían un fuerte arraigo cultural, se han desvirtuado y extendido sin control por las ciudades. Han degenerado en eventos «meramente etílicos» con consecuencias negativas para el entorno.
-
Deterioro del espacio público: acumulación de basuras, micciones en la calle (orinar en la vía pública).
-
Problemas de convivencia: gritos, algarabías y trifulcas callejeras.
Hacia una coordinadora andaluza
Ante esta situación, Nodo Corduba buscará contactar con otras asociaciones de cascos históricos de Andalucía. La meta es establecer una coordinadora regional que amplifique las protestas y las acciones de todos los colectivos afectados.
Ortega criticó que este modelo de gestión esté transformando sus barrios en «meros decorados de cartón-piedra», donde se fomentan «conductas totalmente insalubres» y una ocupación del espacio público sin ninguna regulación ni control.
Esta unión regional pretende aumentar la contundencia de las demandas ante las autoridades. El objetivo es lograr una regulación que ponga fin a un modelo que, a su juicio, ha impuesto el «turismo de borrachera» y genera una situación «amarga» para la población local.
El ejemplo de la «regresión infantil»
El portavoz ilustró la gravedad de la situación con un suceso reciente. Relató cómo grupos de personas, en un acto que calificó de «regresión infantil» agudizada por la bebida, llenaron las calles de basura y envases. Incluso recogieron naranjas de la Plaza de Abades solo para abrirlas, comprobar que estaban amargas y esparcir el zumo por el espacio público.
Esta falta de civismo y el alcoholismo asociado generan un «malestar vecinal» y una «sensación y situación real de desamparo importante», subrayó Ortega.
La regulación como única salida
Frente a la inacción, el colectivo insta a la vecindad a unirse a nivel «ultra-urbano» (unión de barrios o ciudades) para exigir a las administraciones que establezcan límites claros. El portavoz considera vital que estos problemas se regulen «bien por ley o bien por ordenanzas de obligado cumplimiento».
Ortega concluyó sentenciando que el modelo actual, permitido por las administraciones, está haciendo que la presencia de los vecinos sea incompatible con él. A su juicio, lo que es realmente incompatible con la habitabilidad es el propio modelo festivo y turístico que acaba expulsando a quienes viven en los barrios.
Más noticias de 101TV en las redes sociales: Instagram, Facebook, Tik Tok o X. Puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo informativos@101tv.es