El obispo de Córdoba, Jesús Fernández, ha anunciado la puesta en marcha de un plan para regular las salidas procesionales extraordinarias en la capital. El objetivo es «modular» estas celebraciones para que recuperen su carácter excepcional, evitando que se conviertan en algo habitual fuera del calendario litúrgico tradicional de la Semana Santa o las festividades patronales.
En una entrevista concedida a Europa Press, el prelado explicó que la Diócesis se encuentra en pleno «proceso de reflexión» junto a las hermandades y cofradías. Esta iniciativa busca establecer un reglamento claro, con requisitos específicos, que ordene estas salidas en sintonía con los criterios que ya aplican otras diócesis del entorno andaluz.
Un nuevo reglamento para las cofradías
La Iglesia cordobesa busca que las procesiones que tengan lugar fuera del tiempo habitual sean «realmente extraordinarias». Para ello, ya se trabaja en la escucha de propuestas de las propias hermandades. El obispo subrayó que no se trata solo de limitar horarios o itinerarios, sino de fortalecer la verdadera esencia de la estación de penitencia y la participación en las hermandades de gloria.
En el lenguaje eclesiástico, las hermandades de gloria son aquellas que rinden culto a la Virgen o a los santos (como la Virgen del Carmen o San Rafael) y cuyas salidas no están vinculadas a la Pasión de Cristo, mientras que las de penitencia son las que procesionan específicamente en Semana Santa.
Un proceso de escucha ante los cambios sociales
Más allá de las procesiones, el Obispado ha iniciado un análisis profundo sobre el papel de las hermandades en la sociedad actual. Bajo la dirección de la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, se ha abierto un periodo de «escucha activa». Este proceso sigue la denominada «dinámica sinodal», un concepto que en la Iglesia se refiere a «caminar juntos», fomentando el diálogo entre la jerarquía y los fieles para tomar decisiones conjuntas.
Este estudio busca dar respuesta a lo que el obispo define como un «cambio constante y vertiginoso» en la sociedad. El delegado diocesano, el sacerdote José Juan Jiménez Güeto, ya ha remitido una carta a todos los hermanos mayores, juntas de gobierno y consiliarios para involucrarlos en esta renovación pastoral.
Encuestas y futuro: el horizonte de 2026
Para dotar de rigor a este análisis, la Diócesis utilizará un método de consulta basado en un programa de estudio técnico. A través de encuestas y recogida de datos, se analizarán diversos ámbitos de cada hermandad, permitiendo que los cofrades aporten sugerencias e ideas para establecer objetivos de futuro.
El plan de trabajo se centra en tres pilares fundamentales: la celebración, la formación y la caridad. Una vez recopilada toda la información y analizadas las sugerencias de cada corporación, la Delegación celebrará un encuentro general con todos los presidentes y hermanos mayores.
Este gran diálogo eclesial tiene ya una fecha límite en el calendario: los resultados y las nuevas directrices deberán estar listos antes de que finalice el primer trimestre del año 2026, marcando así una nueva hoja de ruta para el mundo cofrade cordobés.
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