El obispo de Córdoba, Jesús Fernández, ha llamado a no dejarse deslumbrar por el brillo comercial de las fiestas navideñas y a recuperar el verdadero sentido de esta celebración, centrado en la solidaridad con los más desfavorecidos.
En su carta pastoral de Navidad, el prelado cordobés reconoce que las calles, plazas y comercios lucen desde hace semanas decoraciones luminosas y coloridas que anticipan algo importante. Sin embargo, advierte de que este despliegue es pasajero, ya que el mundo gira deprisa y pronto se sustituirán estas experiencias por otras.
Una luz que nace en la pobreza
Frente a ese esplendor efímero, Jesús Fernández propone prestar atención a una luz diferente: la que se encendió hace más de dos mil años en un pueblo remoto de Palestina. Se refiere al nacimiento de Jesús en Belén, que según el obispo representa «una luz pequeña pero poderosa» en medio de un mundo marcado por la oscuridad, el pecado y la muerte.
El prelado destaca que aquel niño nació en un establo, rodeado de animales y en condiciones de marginación. Esta circunstancia no es casual, sino que subraya un mensaje fundamental: todos los marginados son también hijos de Dios y nadie queda fuera de su amor.
Un mensaje que interpela
Para el obispo, contemplar al niño en el pesebre no solo debe hacer sentir a los creyentes amados por Dios, sino también percibir una llamada a la acción. Se trata de amar y cuidar a quienes, como aquel recién nacido, viven en situación de pobreza y exclusión.
«Existe otra Navidad», afirma Jesús Fernández en su carta. Una Navidad que va más allá de las luces y el consumo, protagonizada por un Dios que se hace niño para salvar a la humanidad y que manifiesta especial predilección por los pequeños y excluidos.
Reconocimiento a los que ayudan
El obispo dedica parte de su mensaje a agradecer públicamente la labor de quienes encarnan ese espíritu navideño durante todo el año. Se refiere en primer lugar a los voluntarios que recogen y distribuyen alimentos, acompañan a personas solas y agobiadas por las dificultades, y acogen a inmigrantes que no encuentran sitio donde hospedarse.
«Nunca les agradeceremos lo suficiente su testimonio», subraya el prelado, que también extiende su reconocimiento a quienes aportan recursos materiales, ofrecen formación o rezan por los más necesitados.
Jesús Fernández concluye su carta pastoral señalando que esta Navidad solidaria, la de quienes cuidan a los que carecen de alimento, ropa, vivienda, salud y dignidad, representa la auténtica respuesta al mensaje del niño nacido en Belén. Un mensaje que, según el obispo, no debe pasar desapercibido entre el ruido y las prisas propias de estas fechas.
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