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Alma, recuerdos y familia en las tortas de la Virgen: los secretos del dulce granadino

Granada huele distinto en septiembre. Las calles se llenan de flores, sonidos y miradas al cielo, pero también de algo más terrenal y profundamente granadino. El aroma inconfundible de las tortas de la Virgen recién salidas del horno es signo de que la salida de la patrona está muy cerca.

En el obrador de Sol y Canela, ubicado en pleno corazón de la ciudad, no solo se hornean dulces, se hornea memoria, se cuece tradición y se sirve un pedacito de identidad granadina.

Un septiembre de horno y corazón encendido

“Se viven dos semanas muy intensas, pero también muy bonitas”, indica Celeste Cárdenas, pastelera y dueña de Sol y Canela, con una sonrisa serena que apenas esconde el ritmo frenético de estos días. “Es una tradición muy arraigada en Granada, porque empezó siendo una ofrenda a la Virgen de las Angustias, que es nuestra patrona, y la gente lo vive con muchísima ilusión”.

Granada rebosa fe y devoción en una multitudinaria Ofrenda Floral a la Virgen de las Angustias

Su obrador, abierto al público, casi como una vitrina viviente, permite que cualquiera vea cómo se elaboran estas tortas, casi como una ceremonia compartida. “Es muy bonito ver la reacción de la gente cuando ven cómo se sacan del horno”, cuenta Celeste. “La gente no está acostumbrada a ver cómo se elaboran las cosas tan de cerca”.

Y es que, en estos días, hasta la calle huele diferente. “Lo primero que dicen los clientes cuando llegan es lo bien que huele la calle. Eso es lo más chulo de tener la tienda dentro del propio obrador”, añade entre risas.

De la tradición al sabor de la infancia

Aunque la torta de la Virgen tiene múltiples versiones en Granada, en Sol y Canela han apostado por mantener la esencia, aunque con un toque muy personal. “La torta de crema tradicionalmente ha sido de canela y limón, o solo de limón. Nosotros la hacemos de vainilla porque nos recuerda a nuestra familia, a nuestras abuelas, cuando nos compraban natillas”, explica Celeste.

De ahí nació una de sus creaciones estrella: la torta de crema de vainilla con almendra tostada, una fusión que conquista tanto a los más pequeños como a los más nostálgicos.

A esta variedad se suman otras tres: la clásica de cabello de ángel con anís, la de chocolate tipo Nutella con avellanas, un auténtico best-seller, y, por supuesto, la vegana, pensada para que nadie se quede sin probar este pedacito de Granada.

“Recuperamos sabores que teníamos de pequeños y ahora no están tan presentes. Nuestra pastelería busca eso, mezclar tradición y artesanía, pero también modernidad. No es solo por estar a la moda, es porque las cosas van mejorando y siempre hay que innovar”, apunta Juan de Dios García, pastelero y dueño, junto a Celeste, de Sol y Canela.

Del fermento al horno, con mucho mimo

Las tortas de la Virgen no solo requieren manos expertas, también paciencia. Juan de Dios nos detalla el proceso con precisión de artesano: “Comenzamos con un pre-fermento, que es una mezcla de harina, agua y levadura. Esto hace que la masa sea más digerible, tenga mejor textura y unos aromas muy agradables”.

Luego llega el estirado, el relleno, el sellado para que no se escape nada, y una fermentación lenta: “Todo lo despacito que se pueda, porque eso mejora mucho la calidad del producto”, explica. Antes del horno, un último gesto de mimo: aceite, azúcar espolvoreada y almendra en el caso de la de vainilla. Y entonces sí, al horno, donde la magia termina de obrarse.

Quizás el detalle más especial de Sol y Canela no sea solo el sabor de sus tortas, sino la manera en que comparten el proceso con la comunidad. “La gente pregunta, observa, se interesa. Nos encanta responder a todo. Les llama la atención ver el obrador desde dentro, tan a la vista, y entender cómo se hace todo”, comenta Celeste.

No es solo una venta de tortas de la virgen, es un momento de conexión. Una experiencia sensorial y emocional que mezcla olores, recuerdos y calidez. “Nuestra filosofía es esa: abrir las puertas, mostrar lo que hacemos y compartirlo”, apunta Juande.

Un final de fiesta lleno de ilusión

Con la ofrenda floral comenzando el pasado 15 de septiembre y la procesión de la patrona de Granada a la vuelta de la esquina, este próximo domingo, Celeste y Juande se preparan para el sprint final. “Lo vivimos con muchas ganas. La verdad es que tenemos mucha ilusión porque la gente que ha probado las tortas nos ha felicitado muchísimo. Nos dicen que les encantan”, afirma Juande.

Este año, además, apuestan fuerte por la accesibilidad: las tortas de chocolate y cabello de ángel son completamente veganas, y la de crema se elabora con leche sin lactosa. “Queremos que todo el mundo pueda disfrutar de este momento tan especial”, insiste Celeste.

De hecho, 101TV Granada ha podido comprobar de primera mano cuál es la torta preferida de los granadinos, justo a las puertas de la Basílica de la Virgen de las Angustias. Tras probarlas, in situ, los granadinos han elegido, sobre todo, la de chocolate, por una victoria aplastante, y también la de vainilla, al ser novedosa. La de cabello de ángel gusta mucho a los más mayores, cuyo paladar está más en sintonía con esta torta más tradicional.

En cada torta hay mucho más que masa y relleno. Hay familia, infancia, raíces y un amor profundo por Granada. No solo ofrecen dulces; ofrecen historia viva, de esas que se transmiten de generación en generación, como las recetas de las abuelas o las tardes de septiembre viendo pasar la procesión de la Virgen de las Angustias con una torta en la mano. Porque hay sabores que, simplemente, no se olvidan.

 

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