Antequera, un municipio con una rica tradición panadera, ha dado origen a una innovadora creación: la Piquiñá. Este producto único ha logrado combinar lo mejor de tres clásicos de la panadería: el mollete, el pico y la regañá, dando como resultado una pieza de masa crujiente, alveolada y con un sabor inconfundible.
La historia de la Piquiñá es, sin lugar a dudas, una historia de tradición, innovación y pasión por la calidad. La misma comienza en los recuerdos de Juan Paradas, propietario y director general del Grupo San Roque Antequera. De niño, Juan pasaba las madrugadas en la panadería familiar, observando a su abuelo y, entre tiempos muertos de horneado, experimentaba creando pequeñas recetas. Un día, casi de manera accidental, surgió una receta que hoy es todo un éxito: la Piquiñá.
La Piquiñá se distingue por su textura crujiente y su característico alveolado, similar al del mollete de Antequera, un pan tradicional que ostenta desde 2020 la Indicación Geográfica Protegida (IGP). Sin embargo, lo que realmente marca la diferencia es la adición de aceite de oliva virgen extra, el «oro líquido» de Andalucía, que constituye el 10% de la receta.
El Grupo San Roque Antequera ofrece dos versiones de la Piquiñá: la clásica y la de salvado. Si aún no has probado la Piquiñá, te invitamos a hacerlo y descubrir por qué este producto ha conquistado el paladar de muchos.