El programa cofrade de 101TV Sevilla, «Al Cielo» emitió el miércoles, 12 de junio, una tertulia sobre la relación del mundo del martillo y costal con las juntas de gobierno de las hermandades.
Los capataces Antonio Santiago, Ismael Vargas, Rafael Ariza y el hermano mayor emérito del baratillo, Joaquín Moeckel, han analizado la creciente injerencia y politización que, según ellos, está afectando a la comunicación entre los capataces con las juntas de gobierno
Injerencia en las decisiones técnicas
Antonio Santiago, uno de los más destacados capataces, ha señalado que uno de los principales problemas de las cofradías actuales es que «todo el mundo sabe de pasos», lo que genera «injerencia». Según él, la tendencia a que todos opinen sobre el ritmo, las marchas o la forma de igualar los pasos está creando un ambiente de descontrol. En un tono similar, Rafael Ariza ha criticado cómo en las juntas de gobierno, «todo el mundo quiere opinar de cosas de las que quizás no tiene conocimiento».
Conflictos entre capataces y fiscales
Otro de los puntos polémicos ha sido la intervención de algunos fiscales en los procesos de las cofradías. Joaquín Moeckel ha expresado su desacuerdo con la idea de que el fiscal toque el martillo y baje el paso si el capataz se niega. «Me parece fuera de lugar», ha declarado, subrayando que, aunque es común tener diferencias con los capataces, «jamás se me ocurriría tocar el llamador». La intervención de personas ajenas al proceso, según los críticos, afecta gravemente la organización y la autenticidad de las procesiones.
La creciente politización de las hermandades
Uno de los temas más recurrentes en las declaraciones ha sido la politización dentro de las hermandades. Antonio Santiago ha denunciado que «las hermandades cambian a los capataces por motivos políticos», apuntando a que «no se quita a nadie porque el paso no vaya bien, sino por amistades o intereses». Ismael Vargas, por su parte, ha hablado sobre la presión de las juntas de gobierno que, al entrar en sus puestos, quieren «cambiar el paso de otra forma», olvidando el estilo y la trayectoria de los capataces que han trabajado durante años.
La figura del capataz y el respeto por su trabajo
También se ha destacado el papel sufren los capataces dentro de las hermandades. Ismael Vargas ha enfatizado que cuando se elige a un capataz por su estilo, «no se le puede pedir que lo cambie», ya que hacerlo sería «ningunear su estilo». Además, muchos han lamentado la falta de humanidad y el poco respeto hacia los capataces, quienes, aunque no reciben remuneración, dedican largas horas de su vida a su labor. «El capataz no cobra, regala muchas horas de su vida, y ahora llega alguien que te echa porque se le antoja», ha asegurado Vargas.
La manipulación electoral
Otro tema sensible ha sido la utilización de los capataces en procesos electorales. Vargas ha calificado de «vergonzosa» la práctica de algunos hermanos mayores que utilizan a los capataces y cuadrillas para ganar elecciones. Rafael Ariza también ha apuntado a la obsesión de algunos con «dejar su impronta» en las hermandades, arrasando con capataces, vestidores o floristas si es necesario, lo que pone en peligro el trabajo de décadas.
Preocupación por la falta de respeto
A lo largo de estas intervenciones, se ha reiterado la preocupación por la falta de respeto hacia los costaleros y los capataces. Ariza ha advertido que el mundo cofrade no puede ser tratado con ligereza, ya que es un gremio «tan complejo» que no se puede reducir a opiniones superficiales. Ismael Vargas ha concluido pidiendo más humanidad a las hermandades. «El capataz no cobra, regala muchas horas de su vida, y ahora llega alguien que te echa porque se le antoja»