Málaga

El tiempo:
martes, 27 de mayo de 2025
101TV

ARTÍCULO OPINIÓN | Saltando charcos

Que levante la mano el que ha escrito un tuit y no lo ha borrado cien veces, para reescribirlo doscientas, mejorarlo cuatrocientas veintitrés y al final, ha terminado quitándolo hasta de borradores para no caer en la tentación de enviarlo. Responsabilidad se llama. En este campo de opiniones que es twitter todos tenemos la nuestra y el derecho a opinar, por supuesto, pero también tenemos la responsabilidad de hacer opiniones constructivas y no andar gritando como energúmenos contra nazarenos/as, hombres y mujeres de trono y hermandades. Nuestra opinión no es LA VERDAD ABSOLUTA. Probablemente no sea ni la verdad, es, nuestra verdad, a la que le falta el resto de verdad que desconocemos. Pero aún hay muchos usuarios que utilizan twitter para amonestar públicamente, señalar con el dedo o ejemplificar con lo bien que lo hace (él o ella)… ya no hablamos de los que se autocomplacen públicamente como generadores de opinión y les avalan cuatro ‘me gusta’ (dos de ellos de otras cuentas suyas, como si el resto no supiéramos quién es quién) y el retuit del compadre. Es muy difícil poder opinar hoy en día con responsabilidad y sin hacer daño a una hermandad o grupo. Ahí tenemos sin más, un vídeo que perjudicó al infinito a la Agrupación de Cofradías, que corrió como la pólvora en mitad de una Semana Santa y que fue muy culpable de la famosa frase ‘privatizar la Semana Santa’ que hoy se repite como un mantra en cualquier ocasión. O aquella moda de hacer fotos de hermandades y personas que no cumplían los mínimos en las salidas procesionales. Y es que twitter es un arma insuperable, algo que puedes pensar que tú lo haces de buena fe y se convierte en monstruo de siete cabezas porque otros vienen y lo utilizan de manera diferente al sentido que le habías dado tú. Y eso ya, es imparable. Porque cuando lanzas un tuit, ya no es tuyo, y en el campo, siempre hay barro, y charcos, y de ahí a que se apropien tu idea para hacer más charcos hay sólo un ‘enviar’. Por suerte hay personas constructivas que enseñan, hacen hilos maravillosos, de los que se aprende y mucho, o simplemente, tuitean con responsabilidad. Todos hemos metido la pata alguna vez, o muchas, pero aprender a saltar los charcos es también una opinión. Porque el silencio, muchas veces, es mejor que señalar. Y más cristiano.

Otras noticias de interés

De la Torre rescata los minipisos de Trujillo, la ministra de Vivienda de Zapatero que tanto criticó el PP

Enrique Rodríguez

Las obras del tejado de la Catedral de Málaga, vistas desde las alturas

Sebastián Jarillo

Un incendio en una pasarela de madera obliga a cortar la N-340 en Benajarafe

Antonio López