Asaja Córdoba ha presentado alegaciones al proceso de Planificación Hidrológica del Guadalquivir para el período 2028-2033, reclamando una ampliación significativa del regadío en la provincia. La organización agraria solicita que se destinen al menos 150.000 hectáreas de olivar al riego, utilizando los 228 hectómetros cúbicos que no se aprovecharon en planes anteriores.
La petición se enmarca en el período de consulta pública de los documentos iniciales del nuevo plan hidrológico. Asaja considera fundamental modernizar y ampliar los sistemas de riego para garantizar la viabilidad de las explotaciones agrícolas cordobesas.
Córdoba, la paradoja del agua
La organización ha aportado datos que evidencian una situación paradójica: Córdoba es la provincia de la cuenca del Guadalquivir que más agua almacena (un 49,55%) pero la que menos regadíos tiene (solo un 16,83%). Esta desproporción se agrava en el sector olivarero, donde únicamente el 14,39% de la superficie cuenta con riego, a pesar de ser la segunda provincia en extensión de olivar.
Según Asaja, desde los años 90 se han dejado de utilizar o no se han asignado dotaciones previstas en el Plan Hidrológico por un mínimo de 228 hectómetros cúbicos. Mientras tanto, otras provincias han incrementado sus regadíos durante el mismo período.
Finalización del Genil-Cabra, una prioridad
La organización considera «prioritaria» la finalización completa de la zona regable del Genil-Cabra según estaba prevista originalmente. Aunque valoran positivamente el anuncio reciente de una ampliación parcial, insisten en que debe ejecutarse la totalidad del proyecto.
Asaja rechaza cualquier reducción de las dotaciones de agua originalmente aprobadas para esta zona, ya que «contraviene la normativa por la cual se creó esta zona regable». También reclaman autorización para ampliar el Genil-Cabra en la margen derecha del canal, ampliación que no se incluye en el plan actual.
Nuevos regadíos y modernización de infraestructuras
Entre las peticiones figura la creación de nuevos regadíos en el Guadajoz, ya previstos en planes hidrológicos anteriores, así como completar su regularización. También demandan la modernización de los riegos con toma directa del Guadalquivir y su inclusión en los planes de ayudas del Gobierno central y la Junta de Andalucía.
Asaja propone aprovechar las aguas de escorrentía invernal que actualmente «van al mar» mediante bombeos directos a balsas. Para ello, solicitan eliminar las trabas burocráticas para construir balsas y microembalses, que achaca a «la falta de coordinación entre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y las consejerías competentes en agricultura y medio ambiente».
El caso de los riegos de Jauja
La organización pone como ejemplo los riegos de Jauja, en Lucena, donde «la CHG les deniega la posibilidad de hacer una balsa con medios propios y bombear aguas de escorrentía del Genil, aguas que se pierden al mar, lo cual es un sinsentido».
Aguas regeneradas y subterráneas
Asaja también reclama eliminar las limitaciones al uso de aguas regeneradas, es decir, aguas depuradas que pueden reutilizarse para riego tras un tratamiento especial. Considera que las restricciones actuales «frenan la inversión y la generación de riqueza» y pide agilizar los permisos para su uso.
La organización propone además facilitar el uso de aguas subterráneas de pozos, agilizando su tramitación, y asegurar el funcionamiento de la estación de bombeo del embalse de La Breña para aprovechar las aguas de escorrentía del Guadalquivir.
Solución al tapón salino
Entre las peticiones destacadas figura resolver el problema del tapón salino, una cuña de agua salada que penetra desde el mar y contamina los acuíferos costeros. Asaja estima que con una inversión de 150 millones de euros se solucionaría este problema y se liberarían cerca de 100 hectómetros cúbicos adicionales de agua.
Necesidades del sector ganadero
La organización también ha puesto el foco en las explotaciones ganaderas de la sierra, que «a veces tienen problemas muy serios de abastecimiento de agua para el ganado». Proponen solucionarlo autorizando microembalses y balsas de volumen mínimo, así como facilitando la realización de pozos.
Según Asaja, estas medidas no afectarían a la cuenca ni a los acuíferos al tratarse de «volúmenes muy bajos», pero solucionarían «un gravísimo problema de viabilidad» de explotaciones que «fijan población y mantienen la renta en el mundo rural».
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