El cambio climático es un asunto que a día de hoy está en boca de todos, desde los estatutos políticos hasta las calles de cualquier ciudad. La cátedra Cambio Climático de la Universidad de Málaga lleva funcionando seis y años y tiene un equipo formado por casi una veintena de personas.
Se trata de una cátedra de mecenazgo, que son las que se configuran como estructuras específicas de docencia e investigación, creadas por la UMA, al objeto de instrumentar la colaboración de la UMA con personas físicas o jurídicas, empresas, entidades o instituciones externas.
«Fundamentalmente estamos trabajando en proyecciones de futuro para conocer el horizonte, especialmente de cara a 2050, que es esa barrera que hay que tener en cuenta», indica el director de la cátedra, Enrique Salvo, para 101TV.
Uno de los principales objetivos de esta cátedra es la «terapia, cómo podemos resolverlo». «En buena parte, esto pasa por el verde. No en vano, esta cátedra está ubicada en el Departamento de Botánica de la Universidad de Málaga. Estamos viendo los árboles idóneos para refrescar y cómo hay que redistribuir las zonas verdes en la ciudad», explica Salvo.
La relación de las danas con el cambio climático
Al ser preguntado por la relación de las danas del último año con el cambio climático, Salvo sentencia que tienen «muchísima» relación. «Las catástrofes y los desastres naturales están aumentando año a año a una velocidad tremenda, especialmente en el punto más caliente desde el punto de vista de la crisis climática, que es justamente el Mediterráneo, y en especial el Mediterráneo Occidental», sentencia.
«El planeta funciona, climáticamente, como los relojes de precisión suiza, con esas cuerdas y esos engranajes tan perfectos que van uniéndose. En este caso, la manilla del reloj está vinculada con la oscilación del Atlántico Norte, que son esas corrientes que están girando sobre el Polo Norte», dice. Para Salvo, «estas crisis climáticas se caracterizan por momentos que cada vez van a ser más aislados, pero más extremos».
Los retos del futuro
Para hablar de los retos del futuro, Salvo usa casi un cuento. «Hay una abeja melífera asiática que tiene como enemigo a la avispa asiática. Esa abeja melífera, para matar a la avispa asiática, la envuelve y empieza a agitar sus alas hasta alcanzar 46 grados, que acaban con la vida del atacante y ponen en preligro su propia vida. El punto más caliente del planta, al sur de Argelia, está a apenas 250 kilómetros de nosotros. Nos enfrentamos a esos 46 grados, que si se prolongan durante un tiempo, hacen que una ciudad sea inhabitable», señala.
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