La medicina cada día avanza progresivamente y fármacos que antes era impensable que existieran, ahora ya lo hacen y con un buen funcionamiento. En el mundo de la nutrición y la salud física, una parte importante es estar en tu adecuado Índice de Masa Corporal según tu altura y tu edad. Hay personas que por motivos distintos no lo consiguen y tienen sobrepeso o distintos grados de obesidad. Ante esto, ha aparecido recientemente en el mercado farmacéutico, unos fármacos que entre sus efectos han demostrado una capacidad para hacer perder peso. Estos se llaman Agonistas del receptor GLP-1.
«Es un novedad importantísima porque hasta ahora no habíamos dispuesto de ningún medicamento capaz de hacer perder eso. Además, tienen otros efectos como, por ejemplo, mejorar el control de la diabetes, mejorar la tensión arterial, etc.», subraya el jefe de servicio de endocrinología y nutrición del Hospital Universitario Clínico San Cecilio de Granada, Pablo López Ibarra Lozano. Aun así, señala que este no es el método más recomendado y que es usado solo en casos de obesidad de grado 2 o 3, cuando «la reducción de ingesta calórica, es decir, el seguimiento de dietas adecuadas prescritas por profesionales o el aumento de actividad física» no consiguen una pérdida de peso. «Estos cambios no son fáciles y en general suponen una modificación importante en el estilo de vida de muchas personas, pero son fundamentales para el éxito», afirma López.
«Cuando se trata de obesidades leves, lo que nosotros catalogamos como obesidad grado 1, recomendamos que la persona haga un esfuerzo, e intente modificar de manera progresiva su estilo de vida, porque sabemos que esas medidas son eficaces cuando se hacen bien. En obesidades, por así decirlo, más graves, además de esos cambios en el estilo de vida, estaría permitido e indicado utilizarlos», explica. Se recomienda la modificación en el estilo de vida, también porque en España, el tratamiento exclusivo de la obesidad está financiado únicamente para obesidades de un grado igual o mayor a 2 y estima un coste de aproximadamente 130 euros al mes y en los no financiados puede llegar a los 300 euros al mes, una cifra que no cualquier persona se puede permitir.
La otra cara de la moneda
Al igual que hay personas que regulan el consumo con un profesional, otras muchas compran los fármacos por internet, algo que supone un gran riesgo para la salud. «No se pueden utilizar medicamentos al margen de la prescripción médica, porque seguramente en algunos casos no estará indicado, en otros casos estará contraindicado e incluso cuando se está utilizando pueden aparecer efectos secundarios y, por tanto, tiene que ser el médico el que esté al tanto de todos estos problemas», apostilla López y añade que hay que tener mucho cuidado y no fiarse de lo que se lee en las revistas o en redes sociales, manifestando que este ha sido el gran problema del auge de este fenómeno.
«Cualquier medicamento tiene que estar prescrito por un médico y este a su vez hace un seguimiento de cómo le está yendo ese medicamento a la persona, si le va bien, si le ha producido algún tipo de efecto secundario, algún tipo de radiación, o si por el contrario no se han producido efectos secundarios, es decir, un seguimiento evolutivo de las personas que están en un tratamiento con un medicamento«, agrega.
Problemas de abastecimiento
«Al principio sí que hubo mucha escasez porque existía solamente una marca, que era la que estaba financiada y esa marca tenía que ser para todo el mundo. Ahora mismo hay más marcas en el mercado, aunque son más caras, pero la gente que las usa con fines estéticos, les da igual pagar más dinero«, subraya la farmacéutica Raquel Pareja y añade que aun así, «sigue habiendo escasez porque no nos mandan todo lo que necesitamos».
Por su parte, López manifiesta que hay pacientes que llegan a consulta y dicen que no encuentran el fármaco en la farmacia: «Estamos teniendo un problema de abastecimiento muy importante porque, por ejemplo, el Ocempic es el único fármaco que está financiado en España por la Seguridad Social para el tratamiento conjunto de la obesidad y de la diabetes tipo 2. Entonces, por motivos que desconocemos se está produciendo una venta, una comercialización del fármaco fuera de los circuitos habituales y legales, y esto hace que haya disminuido notablemente la disponibilidad en las farmacias».
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