Con más de dos siglos de historia, el Cementerio de San José de Granada es el segundo más antiguo de España. El camposanto granadino es un auténtico museo al aire libre, ya que cuenta con esculturas, panteones y otras obras artísticas de carácter funerario de diferentes siglos y de gran belleza que junto a la arboleda que los acoge forman una estampa idílica.
Fue levantado en 1805 bajo el nombre del Cementerio de las Barreras junto al Palacio nazarí de los Alixares con la urgencia provocada por la epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad granadina. Fue el precursor del hoy llamado Cementerio de San José, ubicado en un privilegiado lugar cercano al conjunto monumental y paisajístico de la Alhambra, a extramuros siguiendo las directrices del Rey Carlos III.
En sus sucesivas ampliaciones y proyectos, el camposanto granadino se ha distribuido en diferentes patios en los que yacen miles de granadinos y en los que el arte está muy presente con obras arquitectónicas sorprendentes, algunas de las cuales guardan impactantes historias.
Son muchos los panteones y esculturas que resaltan durante el recorrido por el Cementerio de San José y Vanesa Jurado, guía turística oficial que realiza rutas para conocer las singularidades del camposanto granadino, nos cuenta cuáles son los más importantes y las historias relacionadas con ellas.
‘El Panteón de la novia’
El Panteón de la Novia, del año 1881, es uno de los panteones históricos más antiguos que hay en el cementerio de Granada. «Cuenta la leyenda que se llama ‘Panteón de la novia’ porque el primer miembro de esa familia Mirasol que fue depositado allí fue una mujer que murió el día de su boda, en el altar. No se saben los motivos, en aquellos años, por los que esta mujer murió. Seguramente fue una muerte súbita, pero la familia deseó enterrarla con el traje nupcial. Así que existe la leyenda en Granada por parte de las mujeres, sobre todo las que son conocedoras de esta historia, de traer flores a la novia para que no te pase el día de tu boda lo mismo que le pasó a ella», cuenta Vanesa Jurado.

Panteón de la Familia Rodríguez-Acosta
Otro de los panteones que más llama la atención es el de la familia de los Rodríguez-Acosta. «Fue una familia de banqueros muy importante en el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. En este panteón está enterrado también el famoso pintor José María Rodríguez-Acosta, al cual le debemos ese Carmen Fundación tan bonito y que él, en un momento de vacío artístico, decidió crear como lugar de inspiración. En este panteón hay un ángel precioso, uno de ese tipo de ángel que llegara a los cementerios del siglo XIX, tan melancólico, que nos hace reflexionar justamente acerca de la fugacidad del tiempo», subraya.
El Cementerio de San José de Granada, galardonado en el IX Concurso de Cementerios de España
Panteón con reloj alado
El panteón del joven Carlos Delgado es otro de los que esta guía del cementerio de Granada resalta. «Tuvo que pertenecer a una familia del siglo XIX y en él podemos ver un símbolo tan interesante como el reloj alado, que nos habla del paso del tiempo. Al final, es un recordatorio de que lo único que cuenta es el presente y vivirlo», comenta Vanesa.
El famoso ‘Señor del cementerio’
Y, sin duda, otro de los panteones que llama más la atención es el del conocido como ‘Señor del cementerio’ que está en la tumba del célebre médico Manuel Rodríguez Torres. «La escultura no es de mármol y, además, desde primeros del siglo XX la gente le tiene mucha devoción», cuenta Vanesa, ya que empezaron a tocar la escultura del Cristo despojado de sus vestiduras pues se fue conformando la creencia de que hacía milagros. «Hoy está protegido con una urna de cristal, porque de tanto pasamanos se estaba desgastando. Así que hubo que restaurarla y protegerla con esta urna, dejando una abertura por abajo para poder seguir tocándola. Porque la tradición o leyenda dice que tocando esta escultura concede milagros, pero milagros relacionados con temas de salud. No vale para ponerle la lotería del día 22 de diciembre u otras cosas. Así que por eso es un lugar de peregrinación constante», subraya esta guía.
Otras muestras artísticas de carácter funerario
En el interior del camposanto granadino también se pueden admirar otras muestras artísticas de carácter funerario como la antigua capilla neorrománica en el Patio de la Ermita, donde también se conservan restos del palacio nazarí.
Y resaltan bellos espacios como el actual patio de San Cristóbal, donde se ubicó la Almunia Real de los Alixares, un fastuoso palacio de los reyes nazaríes. «Por desgracia, ese palacio hermosísimo, con muchas columnas y vidrieras de colores duró poquito tiempo porque ya a primeros del siglo XV, en el año 1431, hubo un terremoto y este palacio, que era tan delicado y estaba en una zona tan susceptible, se lo llevó por delante, quedándonos exclusivamente algunas canalizaciones que desde el río Darro traían agua hasta este palacio y esta alberca tan maravillosa», detalla Vanesa Jurado.
Destacadas figuras en el cementerio de San José
Además de la belleza escultórica y paisajística que se puede encontrar, en el cementerio de San José también yacen destacadas figuras de la ciudad de Granada en las diferentes tumbas o panteones. Algunas tan relevantes como el escritor Ángel Ganivet, quien descansa en una tumba sencilla y humilde, como era su deseo. También el político Melchor Almagro, el pintor José María Rodríguez Acosta o el aviador y científico Emilio Herrera Linares. De este último destaca la guía Vanesa Jurado la importancia que tuvo. «Consiguió sobrevolar, junto a su compañero, por primera vez en aeroplano el Estrecho de Gibraltar, en 1914. Fueron los primeros que lo hicieron, porque a primeros del siglo XX se volaba en aerostato, los globos, y más tarde los dirigibles, los más famosos zepelines», remarca.
«Emilio Herrera Linares consiguió ser el segundo comandante a bordo cuando se hizo el primer vuelo dirigible al continente americano y fue el fundador de la primera escuela técnica de pilotos de España. El creador de una estación aerodinámica llamada Túnel del Viento, donde los extranjeros venían a experimentar con temas aeronáuticos que estaban creando. Él estuvo en el top de la aeronáutica mundial a primeros del siglo XX, pero, sobre todo, Emilio Herrera Linares será conocido por ser el inventor del traje espacial. Pienso que lo tendríamos que estudiar en los libros de historia y para mí, hablar de él, es mantener su memoria viva», añade con entusiasmo.

También descansan en el camposanto granadino figuras de la talla del cantaor Enrique Morente o el cantante Carlos Cano. Y otras celebridades cuyo deseo ha sido ser enterrados en el cementerio de Granada, aunque no fuese su lugar de origen, como es el caso del director de cine y de teatro y realizador de televisión ‘Chicho’ Ibáñez Serrador. «Es muy bonito, él quiso estar enterrado donde estaba su mamá, Pepita Serrador, que fue una actriz argentina que decidió trasladarse a España tras separarse de su marido, el gran Narciso Ibáñez Menta, que tantas veces ‘Chicho’ utilizó para sus ‘Historias para no dormir’. Pepita era una amante de Federico García Lorca porque allí en Iberoamérica había sido la musa, como lo fue en su tiempo Margarita Xirgú. Ella se había convertido en la gran actriz de los dramas de Federico, así que ella sentía fascinación por esta tierra y a pesar de que ella vivía en Madrid, siempre que podía visitaba Granada. Un día conoció este cementerio, en la década de los 60, y su deseo de últimas voluntades fue yacer en él, porque como ella dijo: ‘El cementerio de Granada no es un lugar para la tristeza, sino para la nostalgia y el recuerdo'».
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