La progresiva implantación de las zonas de bajas emisiones (ZBE) en las ciudades españolas está cambiando de forma drástica la movilidad urbana. Miles de conductores se enfrentan a la prohibición de circular con vehículos antiguos, una medida pensada para reducir la contaminación, pero que choca de frente con la realidad económica de muchas familias. Ante este escenario, surgen fórmulas legales que permiten adaptar coches ya existentes para cumplir con la normativa sin necesidad de adquirir uno nuevo; algo así como ‘hackear’ el coche.
Marc Cunyat, responsable de recambios en Recomotor y experto en el sector de la automoción, explica al detalle las diferentes formas de llevar a cabo este proceso.
Tres vías para seguir circulando
Según Cunyat, existen hasta tres formas legales de adaptar un vehículo para poder circular por una ZBE. La primera es declarar el coche como histórico. «Tiene que tener más de 30 años y no haber sufrido modificaciones», señala. Si cumple estos requisitos, el propietario debe pasar una ITV especial que certifique su estado y, posteriormente, presentar la documentación en Tráfico para obtener la consideración de vehículo histórico.
Este trámite conlleva la asignación de una matrícula específica, que comienza por la letra ‘H’. No obstante, esta solución tiene limitaciones claras. «Los vehículos históricos superan los límites de contaminación, pero tienen una excepción de entre 30 y 40 días al año para poder entrar en la zona de bajas emisiones», explica. Es decir, no se trata de una autorización permanente, sino puntual.
La conversión a GLP, la más popular
La segunda opción es la conversión del vehículo a gas licuado de petróleo (GLP), una alternativa cada vez más utilizada. En este caso, el coche pasa a funcionar con gasolina y gas, lo que le permite obtener la etiqueta ECO de la DGT.
«El sistema incluye inyectores, un depósito de GLP y toda la electrónica necesaria», detalla Cunyat. Tras la instalación, es obligatorio pasar una ITV especial para homologar la modificación. El coste de esta transformación oscila entre los 1.000 y los 3.000 euros, dependiendo del instalador y de los componentes utilizados. «Tiene que ser un coche de gasolina y contar con espacio para instalar el depósito, que normalmente se coloca en el hueco de la rueda de repuesto», añade.
El salto al eléctrico, solo para unos pocos
La tercera vía es la conversión total a vehículo eléctrico, la más ambiciosa y también la más cara. «Se retira todo el motor de combustión y el depósito, y se instala un motor eléctrico con su batería», explica. Tras superar una ITV específica y completar los trámites administrativos, el coche obtiene la etiqueta CERO.
El problema es el precio. «Estamos hablando de más de 5.000 o 6.000 euros, o incluso más», advierte Cunyat, lo que limita esta opción a casos muy concretos.
Legalidad y contexto social
Pese al término ‘hackear’, Cunyat insiste en que los tres procesos son completamente legales. «Si lo legalizas todo y pasas las ITV correspondientes, siempre es legal», subraya. Además, estas soluciones son válidas en cualquier ZBE, tanto en España como en el resto de Europa, ya que se basan en categorías reconocidas por la normativa comunitaria.
Desde Lleida, donde vive, observa con preocupación la implantación de estas zonas en ciudades con un parque móvil envejecido. «Aquí la mayoría de coches tienen más de 20 años», explica.
«La gente no lo ha acogido bien», concluye Cunyat. «Muchas veces no dan los bolsillos para cambiar de coche», una realidad que explica por qué cada vez más conductores buscan otras alternativas para adaptar sus vehículos para seguir circulando.
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