Un juzgado de menores de Córdoba ha condenado a un joven por el asesinato de Alejandro Ortega Romero, un chico de 16 años, ocurrido el pasado 1 de febrero en el recinto ferial de El Arenal. La pena impuesta es de ocho años de internamiento en un centro terapéutico de salud mental en régimen cerrado, seguidos de cinco años de libertad vigilada con asistencia educativa. El delito calificado es asesinato con alevosía, junto a un hurto leve.
La sentencia obliga al condenado a indemnizar a la familia de la víctima con un total de 260.000 euros. Esta cantidad se reparte en 100.000 euros para cada uno de los progenitores de Alejandro y 30.000 euros para cada uno de sus dos hermanos, ambos menores de edad. La responsabilidad es solidaria con la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía, ya que esta entidad asumió la tutela del acusado al declararlo en situación de desamparo en el momento de los hechos.
Según detalla la resolución judicial, el incidente comenzó cuando el menor condenado sustrajo una botella de whisky a la víctima. Alejandro le pidió que se la devolviera de manera calmada, sin mostrar enfado. En ese instante, el agresor lanzó un ataque súbito e inesperado, apuñalando a la víctima en el abdomen. La rapidez del acto impidió que Alejandro pudiera anticiparse o defenderse, lo que el juez califica como alevosía: un elemento que agrava el delito al eliminar cualquier posibilidad de reacción por parte de la víctima.
Las pruebas realizadas al acusado poco después del suceso revelaron un resultado positivo en cocaína y hachís. La sentencia destaca que el joven ha consumido drogas desde los once años, un hábito que ha impactado gravemente en su salud mental. Este factor se considera una atenuante analógica, es decir, una circunstancia que reduce la severidad de la pena al reconocer la adicción como un problema que influyó en su comportamiento. Por ello, el internamiento se orienta a un tratamiento terapéutico, enfocado en la rehabilitación mental y la desintoxicación, en lugar de un centro correccional estándar.
Durante el juicio, el procesado atribuyó su situación a su madre y mencionó que había consumido cocaína ese día. También insinuó una discusión previa con la víctima, aunque no aportó detalles concretos. Los expertos que lo evaluaron coincidieron en que presenta rasgos acusados de personalidad psicopática, caracterizados por una falta de empatía y remordimiento. En su declaración, no mostró arrepentimiento, pesar ni tristeza por lo ocurrido, ni expresó empatía hacia los familiares de Alejandro.
El trágico suceso tuvo lugar el sábado 1 de febrero alrededor de las 22:20 horas. Alejandro recibió una puñalada en El Arenal, lo que activó una alerta inmediata al servicio de Emergencias 112 Andalucía. La Policía Nacional y los servicios sanitarios acudieron al lugar, y el joven fue trasladado de urgencia al Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. Allí falleció a causa de las heridas en el abdomen provocadas por el arma blanca.
Esta condena busca no solo castigar el acto, sino también abordar las raíces del problema del acusado, como su adicción y trastornos mentales, con el fin de prevenir futuras conductas similares. El caso subraya los riesgos asociados al consumo precoz de drogas y su impacto en la juventud, un tema recurrente en debates sobre salud pública y justicia juvenil en España.
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