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Córdoba registra la cifra más alta de personas sin hogar desde 2015: 447 ciudadanos en situación de exclusión

El problema de la exclusión residencial en Córdoba ha alcanzado un nuevo y preocupante techo. La capital cordobesa contabiliza actualmente a 447 personas en situación de ‘sinhogarismo’, la cifra más elevada desde que comenzó a realizarse este informe en 2015, año en el que se registraron 245 casos. Este dato supone un incremento significativo respecto a 2024, cuando se contabilizaron 371 personas, confirmando una tendencia al alza que preocupa a las instituciones.

Los datos han sido presentados este miércoles, en la víspera del Día de las Personas Sin Hogar, por la delegada de Servicios Sociales, Eva Contador, y la directora del área de Inclusión de la Universidad de Córdoba (UCO), Carmen Cruz. Ambas han insistido en humanizar las cifras: detrás de cada número hay personas que, por diversas circunstancias vitales, se han visto empujadas a vivir en la calle o en condiciones indignas.

Radiografía de la exclusión: la calle y la infravivienda

El informe, elaborado con el rigor metodológico de la UCO y la colaboración de la Red CoHabita (formada por 17 entidades), desglosa la realidad del ‘sinhogarismo’ en tres niveles de gravedad:

  1. Sin techo (El núcleo más extremo): Un total de 197 personas (el 44% del total) viven literalmente en la calle o pernoctan en dispositivos de emergencia nocturna. Este grupo ha crecido respecto a los 173 del año anterior, lo que indica que la cara más visible y dura de la pobreza se está consolidando en la ciudad.

  2. Sin vivienda (Alojamiento temporal): Hay 161 personas (36%) residiendo en casas de acogida o alojamientos de apoyo. Según ha explicado Carmen Cruz, estos recursos son vitales para la «contención social», pero no dejan de ser soluciones temporales, no definitivas.

  3. Vivienda insegura (El grupo que más crece): Unas 89 personas (20%) viven en lo que técnicamente se denomina vivienda inadecuada. Esto incluye a personas sin contrato de alquiler, bajo amenaza de desahucio o malviviendo en infraviviendas como trasteros y cocheras. Este es el segmento que más ha aumentado proporcionalmente, representando una fase de exclusión «menos visible» pero que a menudo es la antesala de acabar en la calle.

Un perfil cambiante: más jóvenes y mayoría de extranjeros

El estudio de 2025 revela cambios significativos en el perfil demográfico de los afectados. Por primera vez en la serie histórica, las personas extranjeras (53,2%) superan ligeramente a las de nacionalidad española (46,8%). La directora de Inclusión de la UCO ha aclarado que esto no se debe a «oleadas recientes» ni factores culturales, sino a una desigualdad estructural: los extranjeros sufren mayores barreras para acceder a un alquiler, a un empleo estable y a la regularización administrativa.

Otro dato alarmante es el rejuvenecimiento de la pobreza. Una de cada cuatro personas sin hogar tiene menos de 30 años, un reflejo directo de la precariedad laboral y los precios prohibitivos del alquiler que asfixian a la juventud. No obstante, el grupo mayoritario sigue siendo el de entre 45 y 65 años (42,1%), personas con trayectorias de vulnerabilidad muy largas y difícil reinserción laboral.

En cuanto al género, la brecha es inmensa: el 82,6% son hombres. Sin embargo, las expertas advierten sobre el «sinhogarismo oculto» femenino. Las mujeres, que representan el 17,2% registrado, tienden a evitar la calle por miedo a la violencia y el abuso, optando por mantener situaciones de vivienda muy precarias o de dependencia antes que quedar a la intemperie.

Cronificación y salud

El informe destaca que el ‘sinhogarismo’ en Córdoba se está volviendo crónico. Casi el 60% de los encuestados lleva más de un año en esta situación, y un 19% supera los cinco años. Además, la salud es un factor determinante: el 21,5% tiene una discapacidad reconocida, una tasa que triplica a la de la población general, lo que sugiere una acumulación de vulnerabilidades que hace muy difícil salir del pozo sin ayuda especializada.

A nivel de recursos, los servicios más demandados son los de supervivencia básica: duchas, lavandería y comedores sociales. En contraste, la oficina de vivienda es el recurso menos utilizado (solo un 1,3%), un dato que el Ayuntamiento ha señalado como un «claro punto de mejora».

Ante este escenario, Eva Contador ha presentado una nueva guía de recursos sociales destinada a facilitar información sobre alojamiento y alimentación. Además, este jueves se celebrarán unas jornadas de trabajo en la Facultad de Ciencias de la Educación para abordar este fenómeno que, lejos de ser coyuntural, se revela como un problema estructural de la sociedad actual.

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