El barrio de Triana vuelve a mirar a su pasado con la colocación de un nuevo rótulo cerámico en la calle Pagés del Corro, recuperando la denominación histórica de la antigua ‘Cava de los Gitanos’. Es un acto de memoria viva que devuelve a su lugar la historia, la cultura y la dignidad de un pueblo.
La cava era un foso defensivo que recorría el trazado que hoy ocupa Pagés del Corro y que tenía como principal función proteger Triana de las frecuentes crecidas del Guadalquivir. Con el paso del tiempo, este espacio fue adquiriendo un significado que trascendía lo puramente funcional, convirtiéndose también en un punto de referencia para la organización social del barrio.
El tramo conocido como Cava de los Gitanos se extendía entre la calle San Jacinto y el antiguo convento de la Victoria, situado en el entorno de la actual Plaza Virgen Milagrosa, con prolongación hacia la calle Génova y la Plaza de Cuba. Al otro lado, en dirección a Chapina, el mismo foso pasó a denominarse Cava de los Civiles, en alusión a la ubicación del antiguo cuartel de la Guardia Civil.
Llegada del pueblo gitano
La comunidad gitana llegó a España en 1425, recibidos inicialmente por Alfonso V de Aragón, y se asentaron en diversas zonas, siendo Andalucía un foco principal. Con registros tempranos en Granada en 1462 y Sevilla, donde en el siglo XVI ya había una calle de Gitanos en Santa Catalina, precursor del vínculo profundo con barrios como Triana. Este año se cumple 600 años de su llegada.
La presencia del pueblo gitano en Triana, estuvo estrechamente vinculada a este entorno de la cava. Su asentamiento contribuyó de manera decisiva al desarrollo cultural del barrio, dejando una huella reconocible en varios ámbitos.
Además el nombre de la calle honra a Francisco Pagés del Corro, el alcalde que mejoró y eliminó la antigua cava, así como todo el barrio de Triana. “Dedicarle a las calles los nombres de personas, es algo que viene desde el siglo XIX. Pero anteriormente, era la propia ciudadanía los que le daban el nombre al propio callejero”, afirma Reyes Pro Jiménez, historiadora.
Recuperación del nombre
El reciente rescate del nombre histórico, aunque solo sea testimonial, recupera un topónimo del antiguo plano de Olavide de 1771, sino que invita a reflexionar sobre cómo la ciudad recuerda o silencia determinadas partes de su pasado. Iniciativas como esta permiten releer el espacio urbano desde una perspectiva histórica, dando voz a comunidades que han sido fundamentales en la construcción de Sevilla y, en especial, de Triana.
Con esta mirada, la historia de la Cava de los Gitanos deja de ser un simple recuerdo del pasado para convertirse en una herramienta de comprensión del presente, en la que el patrimonio, la memoria colectiva y la identidad del barrio se entrelazan.
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