En Deifontes todo es ajetreo en estos días. «Prácticamente no descanso. Duermo poco o nada», apunta su alcalde, Francisco Abril, cuyo teléfono no para de sonar. Hay que controlar el montaje de la carpa, las bebidas de la verbena, las actividades… Apenas tiene un respiro. Lo justo para atender a 101TV Granada. Porque el municipio celebra sus fiestas hasta este sábado y las vive «con intensidad y muchísima ilusión».
«Llevamos desde el viernes pasado con actividades deportivas, juegos de niños… Para cuando llegaran las fiestas, estar más centrados en las verbenas», puntualiza Francisco Abril, que ya deja entrever el jolgorio de la ‘prefiesta’. «Tuvimos la comida de los mayores, que una vez que acabaron, estuvimos en la carpa municipal. Bailaron las escuelas de danza y baile de los niños que tenemos aquí. Luego, la banda de música también, y un grupillo hizo una pequeña actuación. Entre unas cosas y otras, nos dieron las cinco de la mañana», relata. Pero eso fue antes de lo bueno, que empezó este miércoles y tiene a todo el pueblo involucrado.
«Tenemos un programa cargado de variedad, para todos los gustos. Por la noche, orquestas, de día, una feria importante que se desarrolla ahí, en la carpa con actividades para mayores y pequeños. Siempre montamos una guardería municipal, que es totalmente gratuita, por la noche para que los padres y los abuelos puedan disfrutar de la verbena mientras los niños están con las cuidadoras y colchoncillos», enumera el alcalde del municipio, quien más allá de ello subraya que «hay varios platos fuertes». «Este año tenemos la novedad de la suelta de vaquillas, que hace casi 35 años que se hacía aquí. Era una demanda popular», resalta.
A este respecto, hace un paréntesis, conocedor de las críticas a esta actividad. «Aquí no se maltrata nunca al animal. Se suelta a las vaquillas, que corran un poquillo, y cuando están cansadas, se las llevan», aclara. «Respeto al animal tanto o más que ellos. Es una demanda popular del municipio y mi obligación, como alcalde, es escuchar a la mayoría de mi pueblo y tratar de hacer las fiestas al gusto de la gente», se encoge.
Visitantes
Pero más allá de ello, Deifontes celebra al unísono, y no solo con sus habitantes. «Viene muchísima gente, que está todo el año de fuera, y se vive con mucha ilusión. Regresan a los orígenes. Traen a los hijos, a los nietos… Viene gente que vive en Francia. Duplicamos o triplicamos la población en el mes de agosto», asevera Abril, quien argumenta este crecimiento con los servicios. «Se nota en la recogida de basura, el volumen de basura que hay y en el consumo de agua. Podemos estar en las 6.000 o 7.000 personas. Los hoteles se llenan. Hay demanda también de viviendas porque, por suerte, estamos aumentando la población. Tenemos también la cercanía de la capital, que estamos a diez kilómetros de la capital», ahonda en esta línea.
Porque estas celebraciones son, para el pueblo, un escaparate al exterior. «Cuando vienen desde tan lejos, es porque hacemos unas fiestas… Nos sentimos muy orgullosos», exterioriza el alcalde, quien recuerda que el término mantiene un hermanamiento con la comuna francesa de Vidauban. Y, claro, el regidor desea que la ocasión sirva a los visitantes para conocer también los encantos del municipio. «No se pueden perder los maravillosos jardines del Ayuntamiento, de la casa-palacio, tenemos el Parque Natural del Nacimiento, tenemos restos romanos, una atalaya que se conserva en buen estado, trincheras de la Guerra Civil o la ruta de senderismo», enumera. «No se pueden perder venir a Deifontes, aunque no sean fiestas. Tenemos un montón de actividades para todo el mundo y estamos cerquita de la capital», concluye.