Los bebés son especialmente vulnerables a los efectos del calor extremo durante el verano, por lo que los especialistas en Pediatría del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud Sevilla alertan sobre la importancia de identificar los síntomas de deshidratación en lactantes, una condición que puede agravarse rápidamente y poner en riesgo su salud.
La doctora María José Lirola, especialista en Pediatría del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud Sevilla, explica que los lactantes son más susceptibles a la deshidratación que los niños mayores y adultos por varios motivos clave. Tienen un mayor porcentaje de agua corporal total (hasta el 80% en neonatos, frente al 60% en adultos), que además pierden con mayor facilidad debido a un mayor metabolismo basal y unas pérdidas insensibles a través de la piel y la respiración más elevadas.
Los especialistas alertan sobre la importancia de identificar los síntomas tempranos en lactantes, especialmente vulnerables al calor extremo
Además, sus riñones tienen menor capacidad de concentrar la orina, lo que dificulta la conservación de agua, y tienen una completa dependencia del cuidador para ingerir líquidos. «La deshidratación en el lactante es más difícil de detectar precozmente, progresa más rápidamente y puede tener consecuencias más graves si no se trata de forma oportuna», advierte la doctora Lirola. Para ello, es fundamental atender a los síntomas tempranos y, en especial, a la orina.
Síntomas de alerta
«Uno de los aspectos fundamentales es comprobar la frecuencia y el color de la orina del bebé, por lo que debería ponernos en alerta que el bebé moje menos de seis pañales al día», concreta la especialista. A la frecuencia de la orina se añaden otros signos de alerta que los padres deben conocer: mucosas secas (labios y boca), irritabilidad o somnolencia anormal, lágrimas ausentes al llorar o disminución del apetito o succión débil.
Una de las principales dudas que asaltan a los padres es saber identificar si el bebé tiene hambre o sed, o está deshidratándose. «Siempre lo primordial es observar el comportamiento del bebé», subraya la doctora Lirola. «Cuando lo que tiene es hambre o sed, observamos movimientos de búsqueda, succión vigorosa y el llanto se calma tras la alimentación, pero si observamos los signos físicos señalados anteriormente, podríamos estar ante un cuadro de deshidratación».
Errores comunes
Los especialistas alertan sobre los errores más frecuentes que pueden agravar la deshidratación: ofrecer bebidas no adecuadas (zumos, refrescos, infusiones, leche diluida); suspender la lactancia o fórmula sin indicación médica; administrar suero oral inadecuadamente (volúmenes excesivos, muy espaciados o insuficientes); intentar forzar líquidos por vía oral en bebés con vómitos persistentes o retrasar la consulta médica esperando mejoría espontánea.
Los especialistas recomiendan que, ante cualquier duda, especialmente en menores de 6 meses, se haga una valoración urgente. La doctora Lirola concreta los síntomas asociados a una deshidratación grave por los que se debe acudir siempre a urgencias:
- Menos de 3 pañales mojados en 24 horas
- Fontanela hundida
- Irritabilidad o letargo extremos
- Piel fría o moteada
- Ojos muy hundidos
- No acepta el pecho o biberón
- Vómitos persistentes o diarrea intensa
- Signos de shock (debilidad muscular, palidez, irrigación sanguínea insuficiente)
En épocas de temperaturas altas, además de saber cómo actuar ante la deshidratación, lo más importante siempre es la prevención. El servicio de Pediatría del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud Sevilla recomienda mantener lactancia materna o fórmula adecuada, ofrecer líquidos frecuentes durante enfermedades febriles o cuadros diarreicos, usar soluciones de rehidratación oral al inicio de una gastroenteritis, vigilar la frecuencia y color de la orina, no abrigar en exceso al bebé para evitar sudoración excesiva, e instruir a los cuidadores sobre signos precoces y cuándo consultar.