El pasado 23 de agosto, un altercado en un bar de Alcalá de Guadaíra desató una situación de gran tensión cuando un hombre comenzó a increpar a los presentes, utilizando un taburete como arma improvisada. Su actitud agresiva incluía amenazas no solo hacia los clientes, sino también al mobiliario del local, lo que provocó alarma entre los vecinos. Al parecer, el conflicto se originó cuando el hombre se negó a abandonar el establecimiento.
Ante esta situación, la empleada del bar alertó de inmediato a la Policía Nacional, que acudió al lugar en cuestión de minutos. Al llegar, los agentes encontraron al hombre aún hostil, lo que llevó a su detención en la vía pública. Un vecino, al escuchar gritos, grabó la escena desde su balcón; el vídeo fue luego difundido por el sindicato mayoritario de la Policía, Jupol, y compartido ampliamente en redes sociales.
La intervención estuvo a cargo del Grupo de Atención al Ciudadano (GAC) de la Policía Nacional. Durante la detención, dos agentes resultaron heridos debido a la ferocidad del agresor. La intensidad del enfrentamiento obligó incluso a la intervención de un tercer agente para controlar la situación. Tras el arresto, el agresor fue puesto a disposición judicial.
El sindicato Jupol ha puesto este episodio como ejemplo de la pérdida del principio de autoridad en casos de agresiones a agentes. En su comunicado, expresó su firme compromiso de personarse como acusación en todas las agresiones que sufran sus compañeros, insistiendo en que “al policía no se le toca”.
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