El Gobierno de Estados Unidos ha declarado este domingo que su reciente ofensiva aérea contra instalaciones nucleares iraníes ha dejado el programa atómico de la República Islámica completamente «devastado», en lo que se considera una de las operaciones militares más contundentes de los últimos años en Oriente Medio.
El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, ha calificado la misión, bautizada como «Operación Martillo de Medianoche», como un «éxito aplastante». Acompañado por el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Dan Caine, el titular de Defensa ha ofrecido una primera evaluación pública de la ofensiva, asegurando que los objetivos fueron destruidos con precisión quirúrgica.
La operación, llevada a cabo en la madrugada del domingo (hora peninsular española), estuvo liderada por siete bombarderos B-2 Spirit, que partieron desde su base en Misuri y recorrieron un trayecto de 18 horas con escalas para reabastecimiento. Las aeronaves atacaron las instalaciones nucleares de Natanz, Fordo e Isfahán, puntos neurálgicos del programa atómico iraní.
De acuerdo con el general Caine, la operación involucró más de 125 aeronaves y se llevó a cabo con el apoyo de una maniobra de distracción, mediante el despliegue de bombarderos sobre el Pacífico utilizados como «señuelo».
Las fuerzas estadounidenses emplearon aproximadamente 14 bombas guiadas MOAB y, por primera vez en combate, bombas de alta penetración GBU-57, conocidas como Massive Ordnance Penetrator (MOP). Al menos dos de estas impactaron directamente contra las montañas que protegen la instalación subterránea de Fordo. Paralelamente, un submarino estadounidense lanzó más de 24 misiles Tomahawk contra la planta nuclear de Isfahán.
Veinte minutos después del inicio de los bombardeos, los aviones B-2 abandonaron el espacio aéreo iraní. Según el general Caine, las tres instalaciones nucleares atacadas presentan daños «extremadamente severos», aunque Hegseth ha subrayado que todavía «no existen conclusiones completas del ataque» y que se trató de una «operación de precisión» dirigida contra la «amenaza que representa el programa nuclear de Irán». Además, ha enfatizado que la ofensiva «jamás ha perseguido un cambio de régimen» en Teherán.
Ausencia de respuesta de las fuerzas iraníes
Uno de los aspectos más destacados de la operación fue la ausencia de respuesta por parte de las fuerzas iraníes. No se tiene constancia de que cazas iraníes despegaran para interceptar la ofensiva ni de la activación de sistemas de defensa aérea en tierra. Caine ha atribuido esto al «éxito del factor sorpresa».
Hegseth ha añadido que «la orden que recibimos de nuestro comandante en jefe, el presidente Donald Trump, fue concisa, contundente y clara», y ha lanzado una advertencia a Irán para que se abstenga de tomar represalias: «Sería muy mala idea».
Pese al tono firme de las declaraciones, el secretario de Defensa también ha mostrado disposición al diálogo, confirmando que existen «contactos privados» con las autoridades iraníes «a través de múltiples canales» con el objetivo de «brindar a Teherán todas las oportunidades para sentarse a la mesa de negociaciones».
«Irán comprende perfectamente cuál es nuestra posición, exactamente qué medidas pueden tomar para lograr la paz, y esperamos que así sea», ha concluido Hegseth.
Más noticias de 101TV en las redes sociales: Instagram, Facebook, Tik Tok o X. Puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo informativos@101tv.es