Para muchos, la Navidad comienza oficialmente el 22 de diciembre, día en el que se celebra el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, el más antiguo y popular del país. Este año, como cada edición, millones de personas depositan su ilusión en los números, guiados no solo por el azar, sino también por supersticiones y predicciones, entre ellas las que apuntan a las terminaciones 6 y 1 como las más favorables.
Así lo asegura Minerva Buiza, tarotista, quien afirma que en las semanas previas al sorteo se multiplican las consultas de personas que buscan una señal sobre qué número comprar. “El 6 y el 3 son las terminaciones que más me vienen a la cabeza”, señala, convencida de que este año volverán a tener protagonismo.
Un sorteo marcado en rojo en el calendario
El Sorteo Extraordinario de Navidad reparte 2.700 millones de euros en premios y se celebra de forma ininterrumpida desde 1812. Cada año, el Teatro Real de Madrid acoge el acto, retransmitido en directo durante varias horas y seguido por millones de espectadores.
El sorteo mantiene intactos sus rituales, dos bombos, uno con los números y otro con los premios, y la participación de los niños y niñas del Colegio de San Ildefonso, encargados de cantar los números y las cantidades agraciadas. Este año, como es habitual, los menores han sido seleccionados tras un proceso interno del centro y ensayan durante semanas para memorizar el sistema y mantener el ritmo del sorteo.
Más allá del procedimiento oficial, el sorteo está rodeado de rituales personales. Algunos jugadores recogen el décimo con la mano derecha, otros entran a la administración dando el primer paso con el pie derecho y no faltan quienes evitan cambiar el número “por si acaso”.
Estas supersticiones forman parte de una tradición no escrita que se transmite de generación en generación y que convierte la compra del décimo en un acto casi ceremonial.
El tarot también busca su hueco
Minerva explica que muchas personas acuden a su consulta con la esperanza de encontrar una pista adicional. “Yo me comunico con personas fallecidas, normalmente un ser querido del cliente, y es ese familiar quien transmite el número que quiere que compre”, asegura.
Según la tarotista, algunos clientes han regresado tras el sorteo para agradecerle sus predicciones. “Muchas veces han vuelto dándome las gracias porque les ha tocado una importante cantidad de dinero”, afirma, aunque reconoce que el resultado final depende del azar.
Mientras las estadísticas recuerdan que la probabilidad de ganar el Gordo es mínima, la Lotería de Navidad sigue siendo un fenómeno social que va más allá del premio. Compartir décimos, mantener tradiciones y confiar en pequeños rituales forma parte de una jornada que, para muchos, marca el inicio oficial de las fiestas.
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