Tan sólo eran las 08.00 horas de la mañana y la Parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores estaba llena de romeros que asistían a Misa. La carreta y los caballos esperan en la puerta ante la atenta mirada de otros tantos vecinos que aguardan en la calle la salida del Simpecado. Podría parecer Martes Santo, porque si el Cerro del Águila se vuelca cada Semana Santa con su hermandad de penitencia, ahora lo hace también con el Rocío. La alegría y las petalás inundan las calles del barrio cuando los hermanos inician el camino.
Uno de ellos es Rafal Lozano, que invitado por sus amigos y con una promesa a la Virgen, vive su primer camino con esta Hermandad como ayudante de carreta. Son «muchos rocíos a las espaldas y cada año es distinto. Aunque siempre he hecho el camino trabajando, es una forma diferente de vivirlo con una responsabilidad muy agradecida». También es el primer año como tamborilero de Javier Acosta. Le siguen cientos de romeros, muchos de ellos jóvenes. La nuevas generaciones continúan las tradiciones y en esta Hermandad «han encontrado un lugar donde vivir su Fe», explicar el párroco del barrio, Javier Brazo. En su homilía de la Misa de Romeros habló de la unidad y «esta Hermandad es gran ejemplo de ello», de un barrio unido en torno a la Blanca Paloma.
un duro trabajo que consiste en mantener la Hermandad viva e integrada en el barrio todo el año, siendo parte de su vida religiosa en la parroquia, pero también de la vida social y cultural
Esa juventud floreciente es motivo de orgullo para Antonio José Fernández, el hermano mayor, que explica que son los frutos de un duro trabajo que consiste en mantener la hermandad viva e integrada en el barrio todo el año, siendo parte de su vida religiosa en la parroquia, pero también de la vida social y cultural del Cerro del Águila. Como muestra tangible de la devoción de los jóvenes a la Virgen del Rocío, la corporación estrena nuevo Banderín de Juventud.
Abriendo paso al banderín va Loli portando la Cruz, una veterana de la hermandad que ha inculcado a toda su familia el amor por el Rocío. Es su manera de devolver al Cerro todo lo que el barrio le ha dado, hasta un marido. «Para ser rociero hay que ser cristiano, llevar la Cruz y guiar el camino a mis hermanos es un enorme orgullo».
La visita al Colegio Ortiz del Zúñiga antes de salir del barrio es uno de los momentos más esperados y emotivos. Sentados en las escaleras del patio están los alumnos, que reciben al Simpecado muy ilusionados, cantándole a la Virgen ante la cariñosa mirada de profesores y familiares. Tras una palabras de afecto y agradecimiento por parte del profesorado, el sacerdote Javier Brazo bendice un azulejo conmemorativo del hermanamiento entre el colegio y la corporación rociera que recordará para siempre este estrecho vínculo.
45 aniversario
Los orígenes de esta Hermandad hay que buscarlos en 1979, aunque no fue hasta 1980 cuando peregrinaron por primera vez a la aldea y, cinco años después, fueron reconocidos como hermandad filial, en 1985. Desde entonces, esta hermandad, «orgullosa de su barrio», no ha parado de crecer hasta llegar a la actualidad con la cifra de 500 hermanos. Es una de las seis hermandades filiales de la ciudad de Sevilla y su actividad no se limita a hacer el camino, pues durante el año las actividades de acción social y fraternidad son una constante. Esta unión hace que los romeros se pongan en las calles de su barrio con la alegría de sentirse parte del Cerro del Águila y parte del Rocío.
Descubre más noticias de 101TV en las redes sociales: Instagram, Facebook, Tik Tok o X. Puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo informativos@101tv.es