El coro de los niños supera el corte de preliminares. Aquí no se rinde nadie está dirigido y escrito por Fernando Migueles Santander, tanto la letra como la música. Para esta última, también se une Inés Migueles Pájaros.
Cuando pasan cinco minutos de las nueve de la noche, el telón sube y deja paso al Coro de los niños. Estos coristas vestidos de romanos le cantan a Cádiz y a su historia: las civilizaciones que por aquí han pasado como los romanos o los fenicios, la resistencia a Napoleón… «Canto para Cádiz ciudad, no le quiten nada más» y para disfrutar el concurso y ser feliz, según dicen en la presentación.
La primera copla de este coro habla de los polémicos gritos de unos alumnos a otras alumnas en la residencia universitaria Elías Ahúja de Madrid. Ensalzan la figura de la mujer por su valentía y valía y sentencian que «no existe dinero en el mundo que eduque a un cabrón».
El segundo tango va dedicado al coro y afirman que es una modalidad muy importante en el concurso por su antigüedad y rigor. Además, declaran que ellos no se venden por dinero y dejan tirado el concurso: «que el coro y el tango de Cádiz jamás se vendió».
La tanda de cuplés despierta las risas en el público. El primer cuplé trata con humor la muerte de otros autores del Carnaval de Cádiz y las calles a las que le pondrán sus nombres. El segundo narra una jugada de los jugadores del Cádiz C.F. si estuvieran jugando al FIFA. «Porque nadie va a robarme nuestros besos y tu puesta de sol», así termina este estribillo que está entero dedicado a Cádiz.
Para empezar el popurrí, estos romanos se quitan el casco y hablan del habla de Cádiz con la mano en el pecho. En una cuarteta, describen toda la herencia romana como el teatro y la herencia de otras culturas como la cristiana. Para finalizar, explican el tipo.
Tras un gran aplauso, se marchan estos romanos con una sonrisa en la cara haciendo caso así a su letra.