Este lunes en Área Malaguista hubo un invitado especial. Se trata de Samu Castillejo, ex jugador de Málaga CF, Villarreal y Milán entre otros, que se abrió a los micrófonos de 101TV. En el conjunto italiano estuvo cuatro temporadas, donde coincidió con futbolistas de talla mundial como Zlatan Ibrahimović
«Dentro del campo, Zlatan es insoportable. Es muy muy competitivo, fuera de lo normal. Pero luego, en distancias cortas te das cuenta de que todo lo que hace es por ganar, si te puede ayudar o dar un consejo para que el equipo esté bien te lo va a dar. El primero que llega y el último que se va, un gran profesional, un gran tío y uno de los grandes recuerdos que me llevo de esos años. También es vacilón. En privado es igual que las frases típicas suyas. Lo que transmite es lo que realmente es. Él me decía ‘imagínate que tengo 40 años, la rodilla sin ligamentos y todavía marco la diferencia'», comentaba el malagueño.
Visita del sueco a España: «Cuando jugaba en Valencia, él estuvo en Sevilla y me llamó para tomarnos un helado. Teníamos muy buena relación porque vivía muy muy cerca y yo me llevaba mucho con Rebić y Krunić. Se juntaba con nosotros porque hablaba su mismo idioma. Al final, un jugador tan grande en un vestuario te impone respeto, pero se juntaba mucho con nosotros. Hemos hablado incluso cuando yo ya no estaba allí, lo que veis desde fuera es lo que es él».
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Un periplo exitoso por Milán
Etapa de rossonero: «Me acuerdo de que debuté contra la Roma en San Siro. Estábamos perdiendo y cuando entré, remontamos. Cuando me quité el peto y me puse la camiseta de partido, tenía el corazón a doscientos mil. Es una adrenalina que no puedo explicar. Es un estadio que te acoge, te envuelve, se crea una atmósfera de fútbol impresionante. Fue muy emocionante no solo el debut sino el último año acabar ganando una liga, que ha sido uno de los momentos más bonitos de mi carrera».
Un grupo unido: «Más allá del nivel individual de Leão y la mentalidad que imprimía Ibrahimović, que hasta que llegó él era un poco individual, cada uno mirábamos por nosotros mismos. Cambió la mentalidad de los entrenos, de competir, y creamos un grupo espectacular. En muchos clubes pasa que el italiano se junta con el italiano, el español con el español y el francés con el francés, pero allí nos juntábamos todos con todos y en los entrenos nos matábamos. Nos funcionó porque ganamos una liga, que el club llevaba once años sin ganar nada».