El Obispo de Córdoba, monseñor Jesús Fernández, presidió este viernes una solemne Eucaristía en honor a San Rafael, custodio de Córdoba, en la Iglesia del Juramento. Al evento asistieron autoridades civiles y militares, así como representantes de colegios profesionales y asociaciones vinculadas a la devoción cordobesa.
Durante la ceremonia, la Policía Local realizó la tradicional ofrenda de flores al Custodio. En su homilía, el Obispo habló sobre el bien que representan los ángeles y arcángeles frente al mal, según la Sagrada Escritura. «Celebramos a un Dios compasivo y misericordioso, que por amor nos creó y nos guía, nos cuida y nos cura a través de sus ángeles», explicó monseñor Fernández.
San Rafael Arcángel es celebrado como un símbolo de la compasión y misericordia de Dios. El Obispo narró cómo la compasión del Señor se manifiesta en el Evangelio, donde el Ángel del Señor cura a quienes se sumergen en la piscina. «La compasión de Dios se hace presente en nuestras vidas cuando más lo necesitamos», dijo.
La homilía también incluyó una reflexión sobre la indiferencia humana y cómo el mal puede manifestarse en nuestras limitaciones y en situaciones desgraciadas. «El mal existe y proviene de la fragilidad humana, enfermedad, accidentes o catástrofes naturales», explicó el Obispo.
El pastor de la Diócesis también mencionó la rebelión de los ángeles contra Dios, como se describe en el libro del Apocalipsis. «El demonio fue expulsado del cielo y ahora no para de hacernos la guerra, valiéndose de sus mejores armas, llevándonos a banalizar el mal y a creer que es bueno lo que es malo», dijo.
A pesar de esto, el Obispo invocó la esperanza y la protección de los ángeles. «La salvación viene de Dios y de sus ángeles», afirmó, citando la historia de Tobías y la mediación de San Rafael para curar la ceguera de su padre.
La celebración de San Rafael ofrece una oportunidad para dar gracias a Dios por su cercanía y protección a través de los ángeles. «Estamos convencidos de que los ángeles y arcángeles nos protegen frente al demonio y sus secuaces», concluyó el Obispo.
La solemnidad de este día nos recuerda la batalla constante entre el bien y el mal, y cómo los ángeles de luz nos invitan a hacer el bien desde el primer momento. «El Señor nos perdona siempre y está a nuestro lado para sanar heridas y reconducir nuestros pasos», añadió.
La ceremonia concluyó con un mensaje de esperanza y la invitación a ser como el Custodio de Córdoba, siguiendo el ejemplo de los ángeles en nuestra vida diaria.
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